𝐼

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UN MES DESPUÉS - MARZO

El sol afloraba toda la ciudad. Iluminando cada espacio que dividía dos casas juntas. Los rayos de luz calaban por ahí y inmolaban la oscuridad. Esta era la alarma para que todas las personas despertaran de sus camas hacia el nuevo mañana tranquilamente. Todos en calma.

Ojalá se pudiera decir lo mismo del reino pero desafortunadamente, ya era de mañana y el reino estaba más que activo con un curiosillo que chillaba desde temprano. Espantando a los sirvientes. Los trabajadores de la realeza fueron caminando a la escandalosa escena que se estaba manifestando en un pasillo (solamente fueron tres sirvientas). Y es que, Gulf estaba discutiendo con su futuro esposo. Ambos al lado de una gaveta en la cual reposaba un jarrón.

—¡Ahora sólo vienes a mí cada que necesitabas ver cómo estoy, ya no es por realmente querer verme!— Grita el piel dorada en una discusión que al parecer había empezado desde antes.

—Si te voy a ver es porque quiero, Gulf.— Mew se queja.

"Hola, pie de manzana, ¿estás bien?" "¿Estás bien?" A cada hora, Mew.— Gulf se le queja.

—Escucha, eso es porque me preocupas. El mes pasado, después de proponerte, has estado actuando extraño. Te quedas mirando a la nada a veces y sé que estás lidiando con dolor, amor. Lo sé.— Mew habla con sinceridad. Caminando hasta el chico con una blusa blanca puesta de mangas largas, pantalones holgados marrones y botas. Llega hasta él para con sus grandes manos de venas marcadas y dedos marcados también. Delgados pero de buen aspecto en su piel blancuzca. —Por eso me preocupo y a veces, no aprecio cómo estás lidiando con el dolor. Al menos puedes caminar y ir a lugares... Sigues siendo mi chico valiente.— Mew cariñosamente le dice en voz baja. El chico se le queda viendo. Aún algo molesto. Pero deja su mirada puesta en el rey aunque está molesto.

—Lo siento por eso.— Se disculpa el pelinegro para poco a poco comenzar a sonreír con mucha suavidad. —Además tal vez hoy quieras acompañarme a un viaje que tengo hacia la Isla Boden. Al sur de toda nuestra tierra. Más allá de Saitsen.— Mew cuenta con una vivaz pasión sabiendo que su esposo es un curioso de primera.

—¿Qué hay en la Isla Boden?— Gulf ya está totalmente convencido. Agrandando sus ojos con fascinación mientras sonríe.

—Según las peticiones que requisitan la unión de nuestra ciudad con la Isla Boden, la isla es gobernada por personas con orejas puntiagudas.— Mew emocionantemente alza un dedo al lado de sus dos orejas (un dedo por cada una) para fingir orejas puntiagudas mientras le sonríe a su futuro esposo.

Gulf de repente deja todo lo que discutieron atrás y  alza un dedito al lado de sus orejitas con una sonrisa. Ambos parecen niños pequeños aunque cómo juzgarlos si el dragón técnicamente por más años que tenga fue convertido desde su etapa adulta. Así que su alma no es tan vieja como su edad. El pelinegro deja de hacer el gesto cómico de las orejas para solamente mirar a su esposo entre risas. —Entonces. ¿Estamos bien?—  Mew pregunta.

—Bueno, si me llevas allá, estaremos completamente bien.— Gulf le dice con tranquilidad. Mew ríe un poco y toma la mano en la que le colocó su anillo de compromiso de florecitas. Él mira el anillo con mucho amor. Sus ojos de repente están entrecerrados. Parece un gatito.

—Futuro esposo.— Gulf lo vuelve a llamar sin dejar de mirar el rostro de Mew.

—La boda será en cinco meses. Hay que hacer los preparativos hasta entonces.— Mew le cuenta.

—Nung anda como loca con esas cosas.— Gulf cuenta entre risas.

—¿Ocurre algo aquí?— Nung aparece entre dos de las tres sirvientas (en el medio) abriendo paso entre estados con amabilidad dado a que sujeta los hombros de ambas con respeto y cariño. Mirando seriamente a su hermano y rey.

DRAGÓN GÉNESIS 2 • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora