𝒳𝐼𝐼𝐼

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La hora de dormir había llegado, así que ambos estaban acostados en la cama. Ambos con sus manos cerca de la una a la otra con sus rostros frente a frente pero a diferencia de Mew, el Montador de Dragones no estaba durmiendo. Lo estaba observando dormir. Unas voces en su cabeza lo volvían a atacar. Eran las voces de su madre mezcladas con las de su mejor amigo y las de él mismo. Todas susurrando a la vez: «Deberías verlos a todos arder para que podamos tener justicia. Ve a todos arder.»

Las voces tientan en la oscuridad de su cabeza. Eso mantiene despierto al pobre chico que trata fuertemente de no ceder a la tentación. Cómo último recurso: sale de la cama con su túnica blanca puesta. Se pone una chaqueta negra por encima de seda igual y se abraza así mismo mientras sale de su dormitorio. Mira a todos lados con malicia. Como si sospechase de cualquier cosa podría salir de cualquier sombra.

Sigue caminando por los pasillos alumbrados con antorchas. Hasta que, al ir a la cocina para comer dulces, un estruendo lo hace detenerse al borde de las puertas. Congela sus pies ahí y voltea su rostro hacia la izquierda. Ahora ve al elfo Saint parado ahí vistiendo una túnica negra. Descalzo. Con su largo cabello sobre su pecho. Una sonrisita colada en sus labios. -¿Alguien no puede dormir?

-Lo mismo para usted; supongo.- Gulf dice con una pequeña sonrisa de labios no del todo abriéndose amigablemente pero tampoco estaba siendo rudo ni engreído. Era cortés ante todo.

-Sí.- Ríe cabizbajo el elfo antes de volverlo a mirar con los ojos entrecerrados en su sonrisa. -Tu papá ¿era el guerrero Kan'anoiris?-Pregunta de momento.

-¿Sabes sobre él?- Pregunta Gulf con el ceño fruncido.

-Dicen que fue un buen guerrero hasta su... Ya sabes.

-...Sí.

Gulf responde en bajito. Cabizbajo. Tragando fuerte. La pérdida de su padre tuvo que superarla hacen años. Apenas cuando tenía diez años. Fue la primera muerte que tuvo a su alrededor.

-Pero dicen que murió arrasado por las olas del océano en una expedición porque, él de repente enloqueció.

-¿Disculpa?- Bufa Gulf una sarcástica risa porque no le causa gracia lo que le acaba de decir el otro, sino que lo perturbo.

-Demencia. ¿No lo sabes? Tu papa murió por eso.

-¿Qué? No, ¿de qué hablas? Nunca fue así. ¿De dónde sacaste esa información?

-Eso es lo que se dice de tu padre. Ya daba señales de demencia, pero luego dio más señales.

-No... Él...- Ahora la cabeza le daba vueltas al chico. Él se cubrió los lados de su cabeza con ambas manos escuchando un pitido que reemplazaba todos los sonidos de alrededor. Un fuerte pitido. Gruñe e incluso cierra sus ojos con un jadeo. Pierde un poco el balance de mantenerse de pie. Comenzó a tambalearse. Viendo fragmentos que remontaban los últimos momentos imaginarios. Fragmentos que tal vez hubiesen sido la dura realidad que no le habían contado al joven Montador de Dragones. Cosas que su madre y hermana mayor tal vez le ocultaron.

-Se dice que mató a todos los tripulantes.- Sigue diciendo el elfo.

Ahora el montaje en la cabeza de Gulf era una sangrienta escena dónde en una noche de lluvia, sobre un barco que trataba de navegar a tráves de un mar salvaje, su padre estaba vestido en harapos de dormir con su largo cabello en una cola de caballo y matando con su enorme espada a los tripulantes.

Deslizando su espada por aquí, por acá, cortando mitades tanto de cuerpos como de cabezas con cada tripulante. Al final todos caían a sus alrededores. Muertos. Con una sangre esparcida bajo los pies del padre de Gulf que había enloquecido por demencia. Diciendo: «Nos estoy salvando de una horrible muerte en las profundidades del mar.» mientras usaba la espada de bastón, con dos manos, clavando esta en la madera del barco...

DRAGÓN GÉNESIS 2 • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora