Los elfos montaron a Mew mientras todos los arboles caían con sus desorientantes sonidos de la madera partiéndose para caer hacia enfrente. Todos los árboles muriendo. Mew flota arriba de la escena aleteando sus alas y entristecido se aleja para ir al pueblo. Ahí llegan al Reino y todos los jinetes bajan de Mew a medida que Nung sale por las puertas del castillo con un elegante traje crema de mangas largas.
—¿Qué es lo que sucede?— Ella pregunta ante el temblor de la Tierra. La Tierra se está sacudiendo enteramente. Gulf la sujeta de los codos cuando ella se sujeta de sus brazos mirándolo con miedo. —Nuestras tierras están muriendo.— Le cuenta el aldeano de Saitsen aunque ella no entienda nada. Lo mira con el ceño fruncido mientras que todos están perturbados ante el temblor de la tierra. Muchos gritando del pánico.
La tierra dejó de causar estragos y de temblar. Todos pudieron mirar con naturalidad a sus alrededores. El único daño causado fueron los arboles caídos del bosque a kilómetros del Reino.
—¿Qué es lo que estaba pasando? Y, ¿ellos no son de la Isla Boden?— Nung pregunta reconociendo las orejas puntiagudas.
—Sí. Vinieron a advertirnos sobre nuestra isla.— Dice Gulf. Su chico dragón asiente su enorme cabeza. Aún transformado.
—Ya veo.— Nung acepta, pensativa.
—Vayamos adentro para planificar nuestra movida--
—No.— Gulf dice. Volteando hacia su chico dragón con un rostro decisivo. Está altamente decidido a a hacer algo. Era valiente después de todo. Una de sus cualidades más destacadas podía ser su valentía. Todos se le quedan viendo pero la mirada de esos dos era más importante. Permanecieron viéndose mientras que el viento movía los flequillos ondulados acostados en la frente del piel dorada. —Volemos. Debemos hablar a solas.— Le cuenta Gulf a su chico dragón quién se extraña de que deban hablar a solas en los cielos.
De todas maneras aceptó la charla y volaron por los cielos pero sin la presencia de una charla. Estaban callados. Volando hacia la Isla Boden. Pero más a altura para no ser vistos de inmediato.
—Espera.— Gulf llama en cierto punto agarrando fuertemente en la piel escamosa del dragón y Mew se detiene. Manteniéndose a flote con sus alas aleteando. El humano mira sobre los toscos hombros del dragón al castillo de Nellin. Observándolo detenidamente.—Podemos derribar el castillo y sellar la magia bajo una enorme roca.
—Pues primero hay que hablarlo con Nellin.
—¿Y si lo derribamos ahora?
—Gulf. Ellos morirían.
—No necesariamente. Si sacamos el castillo de lugar y lo desplazamos suavemente hacia delante... No habría por qué matar a nadie.
Ofrece Gulf. El chico dragón permanece pensativo con la propuesta de su chico humano. El Montador de Dragones siendo el único que mira el castillo del rey Nellin con unos ojos sinceros. No quiere cometer daños; lo contrario, quiere arreglar el caos que ahora mismo atormenta el bienestar de sus tierras.
—No. Mejor hablemos con él.— Dice el Rey como última declaración y se retira del lugar aunque Gulf no deja de mirar el castillo. Teniendo su idea en repetición consecutivamente en la cabeza.
Regresan a su habitación una vez llegan al castillo. Mew convertido en humano abrazándose con una frisa roja mientras entran a la habitación. Gulf unos pasos adelante. Pensativo. Él detiene sus pasos nerviosamente chasqueando sus pulgares con sus dedos inferiores antes de darse la vuelta.
—¿Pero pensarás en mi idea?— Pregunta el piel dorada.
—Amor, ya te dije,— Mew le acaricia los cachetes. —se hará.
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DRAGÓN GÉNESIS 2 • MewGulf
FantasiLa aldea Saitsen y la ciudad se unieron gracias a la valentía de Gulf en luchar para que el Dragón Génesis tuviese el trono que le habían arrebatado hace 100 años. Todos viven en armonía estando juntos, pero el verdadero catarsis comienza cuando Gul...