ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟝𝟠

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Pero que mierda me estaba diciendo Natalia, no quiero pensar en que pendejo fue, solo nos quedamos viendo sin decir nada más.


—No te iras, cierto? —ella me preguntó.

—No nena —le sonreí.

Tenía pensado en ir a buscar ese idiota, pero cuando ella ya este dormida. El doctor llegó al rato, para darle un chequeo, cuando la noche llegó, unas enfermeras le entregaron la cena a Natalia.

—Tú no vas a comer? —me preguntó para luego tomar un poco de jugo.

—No amor, tranquila —a veces la quedaba viendo, pero estaba pensando en que le haría al pendejo.

—En qué estás pensando tanto? —me volvió a preguntar, pero esta vez terminó de comer.

—En que te amo nena y me alegra mucho de que estes bien —le di un beso en su mano.

—Y yo te amo a ti Alex —me sonrió.

Luego unas enfermeras regresaron para llevarse todos los platos, le acomodaron la camilla a Natalia y se fueron.

—Promete que estarás aquí toda la noche y mañana —sus ojos reflejaban miedo.

—Lo prometo amor —la ayudé a llevarla al baño.

Yo estaba con ella en todo momento, pero siempre le daba privacidad, regresamos a la habitación y la ayude a acomodarse.

—Descansa nena, aquí estaré por cualquier cosa —le di un beso en su frente.

Ella me sonrió y su respiración se iba calmando, a la vez sus ojos se iban cerrando. Cuando me asegure de que todo estaba bien con ella, salí de la habitación,al estacionamiento y a mi auto.

—No te vas a salvar pendejo —dije enojado y manejé hasta la propiedad de ese maldito.

Estacioné el auto, me bajé, me acerque a la puerta, pero antes de tocar, me asegure de que la pistola estaba cargada. Así que toque la puerta.

—Amigo, cómo estas? —ese pendejo me sonrió.

—Teníamos un acuerdo —lo empuje adentro de su casa.

—De qué hablas? —me miro sin entender y eso me enfureció más.

—Hay una puta regla, de que los mafiosos no se puede acercar a las prometidas de los otros —grité enojado.

—Hablas de tu prometida —me miro burlón —esa perra esta viva? —soltó una risa.

—La vas a pagar maldito —le di un golpe en la cara.

—Cuida mejor a esa perra Alex —el escupió un poco de sangre —puede llegar a hacer mía o de nadie —se burló otra vez.

—Hijo de puta —sin dudarlo dos veces, y sin que él haga nada. Le di seis tiro en su cabeza. Su cuerpo sin vida cayó al piso.

Salí de esa casa no sin antes revisar mi ropa, por si tenía alguna mancha de sangre. Llegué nuevamente al hospital, al cuarto de Natalia, ella abrió con cuidado sus ojos y me vio.

—Tuve una sensación de que te habías ido —me miro algo adormilado.

—Nunca me iría de tu lado nena —le sonreí —a qué país te quieres ir a vivir? —le pregunté mejor cambiando de tema.

—Mejor elije tú —me dio una media sonrisa —que tal si yo digo un país y tu seas conocido ahí —agarró mi mano.

—Te dire tres países en los cuales no soy conocido —me acomode mejor en la silla —Miami, Los Ángeles y Grecia —recordé más o menos.

—Miami —me dijo feliz —aunque.... —suspiro.

El doctor entró nuevamente a la habitación.

—En la mañana te vendré a chequear, para ver como va todo, descansen —nos aviso y salió.

—Aunque, que mi amor? —Natalia me había dejado con la intriga.

—Nunca he ido a Miami —me miro apenada.

—Iremos juntos nena —le di un beso en su frente.

Días Más Tarde....

—Me encanta Miami —Natalia me dijo emocionada.

—Sabía que te iba a gustar —le di un beso en su mano.

Estábamos caminando por la playa, estaba nervioso, me sudaban las manos.

—Esta todo bien amor? —ella lo notó.

—Si —suspire —ocupo decirte algo —hice que me viera de enfrente —me gustas mucho Natalia, desde la primera vez que te vi, lamento mucho todo el daño que te hice, fui un estúpido, quiero estar contigo para toda la vida, tu compañía me hace bien, soy muy feliz contigo —suspire, saque una cajita y me arrodille —Natalia.... quieres ser mi esposa? —abrí la cajita mostrando un hermoso anillo.

—Si fuiste un completo estúpido —empezó a llorar, pero sonrió —si quiero ser tu esposa Alex —asintió con la cabeza.

—Enserio —le puse el anillo —me haces feliz amor —la empecé a besar más besar.

—Tu igual a mi, te amo mi mafioso —me susurro y me dio otro beso.

Seguimos caminando por la playa hasta que se hizo de noche, regresamos a la casa, nos dimos mucho amor hasta que nos gano el sueño.

—Sos hermosa mi amor —susurre por que Natalia estaba dormida en mi pecho —te amo —le di un beso en su coronilla.

—Y yo a ti amor —escuché que ella me susurro.

Sonreí, nos acomodamos mejor en la cama y los dos nos ganó el sueño.


Ya se acerca el final :(.

Enamorada del Líder de la Mafia [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora