Enamorada del Líder de la Mafia [COMPLETA]

ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟜𝟘

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—Siempre dices lo mismo y pasa algo malo —me separe un poco de él.

—Lo se Natalia pero es que nunca me imagine ser padre —sonrió —pero tengo que contarte algo —noté que él estaba preocupado.

—Qué me estas ocultando? —él me iba a responder, pero su padre entro de la nada.

—Tienen que salir de aquí, ahora —él se notaba más preocupado.

No nos dio tiempo de responder y de la nada hubo una gran explosión, unos hombres entraron disparando. Yo iba ir donde mis hijos pero Alex me detuvo.

—No vayas —su respiración estaba agitada.

—No dejaré que les hagan daño —me solté bruscamente y fui corriendo a la segunda planta.

—Vaya, vaya a quien tenemos aquí —un hombre estaba frente a la habitación donde estaban mis hijos.

—Quién eres? —no sabía quien era, solo me preocupaban mis hijos.

—Un viejo amigo de Alex —sacó un arma y la recargo.

—Qué te hizo, para que hagas todo esto? —estaba pensando en como podía entrar.

—De que él siempre obtiene lo que quiere —abrió la puerta.

—No!!! —iba a detenerlo pero alguien me agarro.

—En este mundo todos sufrimos, aunque no querramos —se acerco a donde estaba Eduardo.

—Sueltame —era inútil, pero estaba más preocupada por que él le apunto el arma a mi hijo —no lo hagas —no quería que eso pasara.

—Traelo —le dijo a otro hombre y de inmediato entro con Alex. Pero él estaba con moretones en la cara y su labio partido.

—Te vas a arrepentir —el hombre que me tenía agarrada; me apretaba más a él.

—Voy a disfrutar esto —me sonrió para después volverle a apuntar a Eduardo y paso lo que tenía que pasar.

Sentí que el tiempo se detuvo, Elenor empezó a llorar, Alex iba a golpearlo pero unos hombres lo golpearon; lo que provocó que cayera al suelo.

Sentía gran enojo que saque fuerzas de no se donde, golpee al hombre que me tenía agarrada, de un ágil movimiento le agarre el arma.

—Cobarde! —el de inmediato se fue corriendo —y tu maldito —le apunte al hombre, pero quería llorar pero me contenía.

—Disparame —me sonrió —al fin al cabo eres una asesina al igual que ese pedazo de mierda —señaló con la pistola a Alex.

—Vete al infierno —recargue el arma y estaba a tres centímetros de dispararle.

—En treinta minutos viene la policía —tiro el arma a mis pies —quisiera saber a quien le van a creer —se empezó a reír, y Elenor no paraba de llorar.

—Recuerda esto —me puse enfrente de él —en este mundo nadie es igual —le iba a disparar.

—Tienes razón —me sonrió —terminaré lo que empecé —saco otra arma; en un abrir y cerrar de ojos la habitación estaba en completo silencio.

Tire el arma provocando que se quebraran varias cosas, ese imbecil había matado a mis hijos. Alex aún no reaccionaba.

—Soy una mierda de persona —mire al cuerpo ya sin vida de ese pendejo, que el suelo se había manchado de un color rojo carmesí.

Estaba en un mar de lágrimas que ya no sabiendo que hacer, me acerque a Alex para tratar de que reaccionara.

—Alex —lo novia mientras me quitaba las lágrimas —despierta —solloce —Alex —él abrió los ojos —tenemos que irnos —recordé lo que me dijo ese maldito.

Como pude levanté a Alex bajamos al primer piso, salimos de la casa para luego montarnos a mi auto. Yo aún tenía los ojos llorosos, con esas lágrimas amenazando por salir. Noté que el carro de enfrente iba Erick, así que lo seguí hasta que llegamos a la mansión de ellos.

—Natalia —Rebecca se me acercó.

—Murieron Rebecca —no pude evitar llorar después de que ella me abrazo.

—Vamos a hablar adentro —agarró mi mano y empezamos a caminar.

Erick ya se había llevado a Alex, nos fuimos a su habitación.

—Cómo fue que paso? —extrañaba hablar con ella.

—Un maldito entró a la casa, mató a mis hijos y lastimó a Alex —caminaba para un lado para el otro mientras me limpiaba las mejillas —por que yo tengo que pagar por todo lo malo que hace Alex —y empecé a llorar nuevamente.

—Ese pendejo me va a escuchar —ella estaba enojada.

—Sabes que? —me pare frente a ella —todo esto comenzó cuando me involucre con él —me puse seria.

—Qué tratas de decir? —ella se levantó.

—Me voy a ir con mi padre —suspire —pero no te quiero dejar—no pude evitar soltar una lagrima.

—Voy a estar bien pero eso si —puso sus manos en mi hombro —siempre seremos mejores amigas? —note sus ojos brillosos.

—Claro que si —nos abrazamos.

No quería hacer venganza ni nada, no tengo resentimiento hacia nadie. Ahora tengo que pensar como me ire sin que Alex o Erick se den cuenta de que me ire a vivir con mi padre.

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