ᴡɪꜱʜɪɴɢ ɪ ᴡᴀꜱ [ᴛ. ʀɪᴅᴅʟᴇ]

11» Obliviate

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«—Eso me destruyó Elennor.—»
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Narrador Omnisciente.

El mago había escuchado los jadeos y gemidos de su amiga.

Quería contenerse en no lanzar un hechizo a la puerta y que está se abriera. Pero no podía, no podía por él mismo, porque ni siquiera pensó en ella como buena persona, sino como—la mierda—qué según él ella era en ese momento.

Sintió un efímero vacío, lo peor de todo es que se había involucrado con un profesor, con el que menos le agradaba a él, con el profesor Riddle. 

Zahed salió frustrado de la sala común de las serpientes sin ser visto, tiró en la chimenea los dibujos que Elennor había dado a encomendar a él. Sabía que ella estaría enojada con él por eso, pero poco le importaba;—¡Soy tan estúpido!.

Gritó, aquella información debía asimilarla, y estar enojado con el odio al tope no era una buena señal de silencio, es decir, en cualquier momento el pelirrojo diría sobre la relación secreta del profesor Riddle y Elennor.

Le importaba nada que le creyeran o no, la duda ya estaría sembrada.

Sabía qué, ahora, Tom y Elennor estaban en sus manos.

(***)

Elennor.

Día siguiente.

—Buenos días, Tempest.—saluda, lo diviso con una toalla envuelta en su cadera, dejando visible la V y lo necesario y cubriendo más allá.

Creo que transcurrió una hora y media desde que me desperté la primera vez, creo que esos 5 minutos más fueron 90 en realidad.

—Buenos días, profesor Riddle.—vuelvo mi mirada hacia él, mientras ríe ligeramente, con un simple movimiento de varita aparece una taza de café a un costado mío.

Enfundado en su traje decide salir de aquí, sin mirarme ni decirme, ¿qué diablos espero de esto?.

Decido levantarme de un golpe y realizar mi rutina para salir antes de llegar tarde a Transformaciones.

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—El día de hoy, haremos un recuento de lo que hemos visto este tiempo.—indica MacGonagall después de treinta minutos.—Diggory, Potter, adelante.—señala.