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(ꜱᴍᴜᴛꜰɪᴄ)
ᴘʀᴏꜰᴇꜱᴏʀ ʀɪᴅᴅʟᴇ x ᴏᴄ
Elennor Tempest, alumna bajo el resguardo de la casa de Salazar Slytherin, inicia su último año en Hogwarts, año en que su nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras llega a...
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Su paseo había dado inicio exactamente a las tres treinta de la tarde, el día era cómodo para salir o quedarse en su habitación, el cielo nebuloso ocultando el cerúleo común.
Querían recibir un poco de fresco, así que no se saturaron de telas para cubrirse completamente. El simple hecho de salir con un par de amigos la calmaba, la distraía de cualquier menudencia poco importante o lo contrario.
—Podrías dejar de ocultar tus plantitas en el suéter Barty.—ofreció Corie.
El castaño rió, restándole importancia al comentario de la rubia.—¿Qué hacemos primero? ¿A las tres escobas?.—inquirió Regulus.
Caminaban exactamente sin rumbo alguno, solo querían alejarse un poco del colegio, salir fuera de la monotonía. La ventisca ondeó el cabello de la castaña. Elennor por su parte, se sentía diferente. Tranquila pero preocupada, es decir, ¿qué estaba haciendo?.
Salir con su profesor ¿y después?. No tenía muy claro lo que sea que tuvieran pero le gustaba, le gustaba demasiado lo que hacia y con quien lo hacia.
Dejó acumular esas escenas impuras y sucias de él en su mente, que cuando al caminar sintió humedad en su ropa interior. No puede ser—pensó.
Sus manos estaban metidas en los bolsillos de sus pantalones mezclilla, su nariz rojiza por el frío y el polvo. Comenzaba a querer engañarse sobre Tom, sí, no sólo sentía atracción sexual hacia él.
Le comenzaba a gustar más de lo deseado.
Y entonces supo que estaba en problemas.
—Cuatro cervezas de mantequilla.—pidió Barty, dejando los galeones en el mesón.—Y bien, ¿Qué hay entre el profesor Riddle y tú, Elle?.
Elennor casi se ahogó con su saliva, abrió sus ojos como platos mientras tomaba una bocanada de aire.—¿Qué? No.
Corie miró la situación sorprendida.—¿Por qué dices eso Barty?.—inquirió la rubia.
Una mueca exagerada subió al rostro de Crouch.—Estoy dolido, muy dolido. El amor de mi vida está junto a un profesor.
—¿Qué no el amor de tu vida era Reg?.—intentó Corie.
—Ese ya es tu hombre.
—¡Oh por dios Barty!.—chilló la rubia, ganando risas por parte del resto. Un mesero se acercó con una bandeja en mano, las cervezas estaban frente a cada uno de ellos.