En donde un solitario YouTuber recibe un ''esposo inflable'' de regalo. Tomándose la situación con gracia, Soobin publica un video presentándolo a sus seguidores.
¿Cual será su sorpresa cuando despierte junto a un Hueningkai de carne y hueso?
No puedo distinguir si ha pasado mucho o poco tiempo pero lo que si se con certeza es que probablemente amanezca con el peor resfriado que he tenido en mucho tiempo. A este punto de la noche uno pensaría que estaría en pánico total, sobretodo considerando cómo me sentía hace un rato cuando aún si quiera tenía batería en el teléfono.
Sin embargo estoy tranquilo.
Bueno, dentro de lo que cabe.
Lo único que he podido hacer todo este tiempo es hablarle a mi cámara, y el único pensamiento que tengo y que le sigo repitiendo al aparato es "este será un muy buen video". Me rio de lo estúpido de lo estúpido que es sentirse consolado por eso.
—Bueno —hablo a la cámara —Ya no aguanto más en este parque, creo que debería seguir caminando —dirijo la cámara hacia la calle en donde me encuentro y enfoco los edificios —de verdad no estoy tan perdido... estos edificios no son de oficinas, son residenciales. Si llego a un punto en el que me olvide de lo tímido que soy... quizás y llamo a un timbre.
Lanzó una risa nerviosa de simplemente pensarlo. No, no podría.
—De todas maneras —buelvo a hablarle a la cámara mientras me levanto del columpio y empiezo a caminar fuera del parque —No les parece un poco extraño este barrio, tan vacío... parece de película de-
Antes de poder terminar veo una silueta apoyada en un árbol.
Salto en mi sitio de la sorpresa y terror que me causa ver la sombra, no me había dado cuenta que había alguien ahí.
¿Un... un fantasma? Sujeto la cámara fuerte para que no me tiemble la mano y retrocedo uno... dos... tres pasos. En el cuarto paso piso una rama.
Crack.
La silueta se gira y sé que me está viendo; me congelo en mi sitio.
Oh. Dios.
Esto no puede estar pasando, esto no puede estar pasando, no a mí por favor no a mí. La silueta da pasos lentos pero seguros y yo retrocedo otro paso más por pura inercia, olvidándome en mi terror que hay un columpio detrás mío en el cual caigo sentado.
La silueta se acerca más.
Rezo mil veces en mi mente y cierro los ojos con fuerza.
—¿Estás perdido?
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