31. Sueños, pesadillas

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ATENCION: nota importante al final del capitulo.

Bienvenido a Esposo inflable, en el capitulo anterior  Soobin aún no puede creerse que Hueningkai le ha dado un beso, y menos que el menor sea tan bueno ignorando el hecho. Mientras tanto, la desaparición de Yeonjun causa furor online por su relación con Ahane Haru y todo lo que eso implica. Beomgyu ha llegado a Seúl, pero tan pronto como lo ha hecho también ha cogido el primer vuelo a Tokio ¿Su misión? Encontrar a Yeonjun.


Beomgyu

—¿Aquí está bien, o prefiere que lo deje en la calle de enfrente?

El taxista me pregunta en un coreano aprendido que agradezco con todo mi corazón. A pesar de los años siendo amigo de Taehyun, nada de sus conocimientos en el idioma se me han pegado.

Antes había pensado que nunca necesitaría aprender lo básico, ya que siempre lo tendría a mi lado.

—Si, gracias —Respondo y luego sonrió. No estoy seguro de si el conductor puede verme, pero lo hago de todas maneras.

Cuando salgo del vehículo, el edificio de treinta plantas frente a mi me hace sentir tan pequeño que siento que cae sobre mi dejándome pegado al suelo, inmovilizado. Cuando llegué a Seúl ya era tarde y ahora en Tokio lo es aún más. No lo he pensado bien porque no se que es lo que se supone que haga en este edificio cuando la mayoría del staff probablemente esté en casa. Aun así las luces están encendidas, por lo menos eso debe significar algo.

—Choi Beomgyu —Escucho una voz a mis espaldas. La voz proviene de un chico alto, tiene el cabello rubio hasta la mitad y lo demás de color rosa. Su aura es cegadora, por decir lo mínimo. —Soy Nicholas.

Encima sabe Coreano.

—Eres... —Estoy seguro de haberlo visto antes pero con distinto color de cabello y otro tipo de ropa, así que no estoy muy seguro. Me armo de valor para seguir hablando. —¿Amigo de Yeonjun, verdad?

—Si. —Responde a secas, sus ojos brillan por un segundo —¿Sabes dónde está?

La decepción me invade por completo.

—No, no sé donde está. —Respondo —Estaba esperando que tú supieras donde.

—No —Nicholas dice, y se acerca a pasos largos a mi. Ahora que se acerca me doy cuenta que solo es un poco más alto que yo, probablemente por los zapatos de plataforma que lleva puestos —¿Tienes a donde ir?

—No.

—Ven conmigo.

En cualquier otra ocasión me hubiera negado.

Pero es tarde, y estoy cansado.

Además me acuerdo de una cosa, si ese es el Nicholas que ha visto en redes sociales... Ellos dos viven juntos.

 Ellos dos viven juntos

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