24. Algo está mal

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Yeonjun

K sale del taxi y se acerca a mi con pasos acelerados. Puedo ver la preocupación perfectamente pintada en su rostro, y la sensación crece en mi contagiada. Esta situación es real. Es real, está pasando en este preciso instante. Taki está desaparecido.

Me masajeo las sienes de la cabeza, después de haber buscado toda la noche no deja de palpitar. Los sitios en los que buscamos también fueron el problema porque al final, Haru me hizo un recorrido de todos los lugares escondidos en los que los niños rebeldes se van a pasar el rato. Intento no sentirme extraño por haber pasado la noche con la persona de la que estaba huyendo e intento convencerme que no es para tanto y sin embargo, cuando mi compañero de piso por fin se pone en frente de mi es que me doy cuenta que estoy incomodo, estresado y decepcionado de mi mismo. Debería haberlo buscado solo. No importa cuanto Haru conozca Tokio, el no conoce a Taki y yo si. Todos los sitios por los que hemos caminado no son nada a lo que el se acercaría.

No me doy cuenta que tengo mi teléfono encendido en la mano hasta que K me lo quita y empieza a marcar. Aprieto los puños que antes apretaban el aparato, están sudorosas.

—Mi teléfono casi no tiene batería —me dice por fin —tienes un- ¿Hola?

Parece ser que nuestro manager por fin le ha contestado. K me da la espalda tan pronto como empieza a conversar y se aleja un poco de mi.

Mi cerebro está procesando todo y lo único que puedo concluir es que estoy agotado, demasiado agotado, tan agotado que tengo que sentarme en el asfalto porque siento que podría desmayarme. Lo pienso bien. Lógicamente Taki aún tiene posibilidades de estar bien y seguro, pero no importa cuantas veces lo piense, el realmente no es el tipo de niño que desaparece así como tal ¿Cómo podría serlo? ¿Aquel niño que hace tan poco había soltado la galleta que tanto quería porque su hermano mayor le había dicho que no? ¿Huir?

Me llevo las manos a la cabeza y tiro de mi pelo para dejar de pensar en ello. Algo está mal. Algo tiene que estar mal.

Soobin

Despierto cuando escucho un gran ruido seguido de un grito agudo provenir de fuera de la habitación. No tengo tiempo de procesar nada de lo que pasa y solo atino a levantarme de golpe y agarrar lo primero que tengo al alcance para protegerme. En un abrir de cerrar de ojos estoy afuera observando por todos lados completamente asustado.

El sofa, la television, la mesa y la...

cocina.

La pantufla que tengo en la mano cae al suelo a la vez que lo hace mi mandíbula al ver el desastre que se desenvuelve bajo mis ojos. Solo llego ver un poco de la cabeza de Hueningkai desde mi posición, ya que se encuentra agachado tras la encimera. Me acerco aunque tenga miedo de ver lo que sucede y tras ella, veo la sartén en el suelo y a Hueningkai agachado cubriéndose el rostro con las manos. Algo ha pasado. Me agacho de inmediato para estar a la altura del menor e intentar averiguar qué es lo que sucede.

—Hueningkai, ¿Estás bien? ¿Qué pasa?

—¡Hyung! —Hueningkai deja de cubrirse la cara y se abalanza hacia mi, tomándome por sorpresa.

Esposo inflable 🌒 SOOKAIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora