"Acendrado" Kim Taehyung ‡ Jeon Jungkook

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ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 2

Jeon Jungkook y su madre llegaron a esa casa hace diez meses, el señor y la señora Kim los recibieron con los brazos abiertos, ellos eran de buen corazón, desbordando así amabilidad con la gente que los rodeaba. Pero con su hijo eran todo lo contrario y no era porque no lo quisiesen, pero el joven Kim recibió maltrato de parte de su padre dejándose segar por la alta clase que poseían.

Todos en aquella casa amaban al joven Jeon, menos el hijo de los Kim, claro estaba. Quien desde el primer día que lo vio quedo segado por el odio y repugnancia hacia el pequeño Jungkook, dándole así malos tratos sabiendo que el pequeño Jungkook no poseía una fuerza para defenderse, quedándose con el dolor para el solo y dejando que el rubio le dijera lo que le tenia que decir.

—Eres una maldita escoria. —susurro Tae en el oído del joven Jungkook, al cual se le desmoronaba el corazón mientras escuchaba los insultos provenientes de su primer amor.

—Lamento haberte molestado. —Jungkook musito con un hilo de voz, mientras retenía las lagrimas.

—Que mas da. —Tae alzo los hombros sin interés, mientras le daba la espalada al chico inmóvil en silla de ruedas. —Solo no hables, saldré. —Taehyung retiro su camisa de algodón, dejando ver su abdomen descubierto reflejado en el espejo frente a él, aunque no era un chico con músculos que resaltaban de este, para el joven Jungkook era una obra de arte esculpida por los mismos dioses.

—¿No se supone que usted está castigado? —pregunto Jungkook, para luego morderse la lengua al darse cuenta de que a su hyung no le gustaría lo que le cuestiono.

—¿Y a ti que diablos te importa? —Taehyung bajo sus pantalones, para así tomar unos jeans ajustados de su armario y entrar al baño, dejando al joven Jungkook solo en su habitación.

—Lo siento amor mío. —susurro el pequeño Jungkook de 16 años, quien con su mayor esfuerzo movió su cabeza para tratar de limpiar la lagrima que recorría su mejilla.

Mientras el joven Jeon trataba de aguantar las ganas de llorar devastado en la habitación del joven Kim, el rubio se encontraba en el baño perfumándose para así salir con unos amigos y disfrutar la bella tarde que se hacia presente aquel día.

En cambio para Jungkook los días pasaban lentos y aburridos, mientras veía por la ventana como las nubes bañaban aquel cielo pintado de un azul celeste. Cubriendo a Tae, mintiendo por él, ya que cada cierta hora su nana del rubio iba a ver que hacían los chicos. Por lo cual Jungkook debía mentir, ya que a diario y como era costumbre Tae saltaba por la ventana para así encontrarse con sus amigos de la facultad a la que asistía.

Era tanto el amor que Jungkook sentía por Taehyung, por lo cual soportaba los malos tratos del rubio, sin importar que el joven Jeon estuviera muriendo por dentro. Pero si Taehyung era feliz maltratando y haciendo menos a Jungkook, no importaba nada mas.

Pasaron tal vez dos horas desde que Taehyung se había ido junto con sus amigos, cuando su nana entro a ver a los dos jóvenes los cuales se suponía estarían conviviendo y disfrutando la bella tarde.

—Oh Jungkook ¿Y él joven Taehyung? —pregunto la nana del joven Kim, para así tomar la silla de ruedas de Jungkook y llevarlo hacia la ventana. 

—Él... —Jungkook callo al ver la mirada de la nana. —Él...

—Se fue. —afirmo la nana mientras veía como él joven Jeon miraba por la ventana.

 —No, claro que no es solo que, él fue a buscar algo con lo que podamos jugar. —excuso rápidamente Jungkook.