Peligro

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3. Peligro

Al otro día Maiara se despertó, salió de su cuarto y entró al de su hermano, pero no estaba, bajó las escaleras a toda velocidad pero tampoco estaba alí.

"¿Dónde esta?", se preguntaba. Salió de la casa y fue a la parte trasera, subió la pequeña escalera al techo, allí estaba su hermano.

―Te estuve buscando ¿Cómo estas?

―Terrible, Mai― contestó el rubio dándole la espalda a su hermana― Quise golpearlo, a papá pero me contuve― se dió la vuelta dejando ver un gran moretón en su ojo derecho.

―¿Te golpeo en la cara?― dijo acercando su mano a la herida― Nunca lo hace, no quiere que nadie note los golpes.

―Si, me comentó que quería que todos vean que no dejaría que su hijo sea marica.

La chica lo abrazó, notó que su hermano quería estar solo por lo que bajó las escaleras y se dirigió a la casa de Enid, pero en el camino se encontró con Carl quien se veía nervioso.

―Holaa, Mai― saludó el castaño― ¿Ron esta en la casa?

―No exactamente, él esta en el techo y quiere estar solo― en el rostro del castaño apareció la desepción, pero su amiga susurró en su oído― Puedes subir por la escalera en la parte trasera de la casa.

La chica siguió su camino mientras que el chico caminaba con mayor velocidad a la casa del rubio, subió la escalera y vio a Ron allí.

―Ron...― llamó. El rubio no se volteó― ¿Te encuentras bien?

―No...― respondió sin voltearse― No lo estoy, ven siéntate― señaló el lugar a su lado y Carl se sentó allí mismo. El rubio veía para la dirección contrartia por lo que el castaño no podía ver su rostro.

―¿Por que no me miras? Ron...mírame.

―No...yo...

Carl tomó el rostro del rubio haciendo que el lo mirara, notó el moretón y los ojos cristalizados de este.

―¿Que te paso? ¿Quién fue?

―Papá, él...a veces nos golpea cuando hacemos cosas que no le gustan y ayer hice algo que el odiaba.

―¿Qué cosa?

―Abrazar a un chico.

Carl se quedó mudo ¿Había sido su culpa?, ¿Esto es causa de un simple abrazo? Debía parar a ese hombre.

Como si hubiera leído sus pensamientos, Ron habló― No es tu culpa Carl, es mía, yo te abracé sabiendo las ideologías de mi padre― El chico notó la cara entristecida del castaño, por lo que agregó― No me malinterpretes, yo creo que cada quien puede hacer con su vida lo que quiera y no me disgustó para nada abrazarte.

―A mi tampoco, creo que tu padre no tiene ideas muy buenas en su cabeza.

―Si...ya le he dicho a mamá que debemos hacer algo, en realidad, ya le dijimos a Deanna pero ella solo le dio una puta advertencia a mi padre, pero él no la cumplió y al parecer a Deanna no le importa.

Carl notó como los ojos de Ron se cristalizaban, en lo poco que lo conocía supo que él era un chico muy alegre, y verlo así le hacia sentirse mal; acercó su mano a la del rubio y este la tomó, el corazón del castaño se aceleró cuando el otro chico le sonrió.

"¿Por que me siento así?", se preguntaba. 

Fijaron su vista en las calles y luego vieron cerca de los muros donde dos personas trepaban para salir de Alexandria, las reconocieron casi enseguida: Maiara y Enid.

Sobrevivir no es lo mismo que vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora