¿Buena suerte?

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POV Carl

Al otro día me desperté, no me acordaba haberme dormido, pero ahí estaba sentado en un sillón al lado de la cama de Ron.

—¿Dormiste ahí toda la noche?— preguntó mi rubio incorporándose en la cama.

—Supongo— solté una risa.

—Ven conmigo, necesito cariño— extendió sus brazos hacia mí.

Sonreí y me acosté junto a él, apoyé mi cabeza en su pecho y acaricié su mano. Suponíamos que era temprano en la mañana ya que los demás en la enfermería seguían durmiendo. Ron acarició mi cabello con cuidado.

—¿Cómo está tu hombro?— pregunté.

—Bien, no duele— sonrió al notar mi rostro preocupado— Fue solo un roce, no es nada. Además, me lo desinfectó uno de los mejores.

Noté su tono sarcástico al instante— Muy gracioso, Ron, muy gracioso.

—No vayas a enojarte.

—No lo haré, tranquilo.

—¿Seguro?

Me incorporé en la cama y lo observé a los ojos— Seguro.

Acerqué mi rostro al suyo y lo besé, Ron me condujo hasta quedar a horcajadas encima de su regazo y profundicé el beso. Lleve mis manos alrededor de su cuello y él a mi cintura; pegué mi cuerpo más al suyo profundizando el contacto. Subí mis manos y tomé su rostro, abrió su boca dejando pasar mi lengua. 

Nos separamos por falta de aire, ahí fue cuando nos dimos cuenta de que Rosita estaba despierta y nos observaba sonriendo.

—Ustedes besan mejor que yo— sonrió la mujer— ¿Cuántos años tienen?

—Dieciséis— respondió Ron.

—Catorce— noté la mirada acusadora de Rosita— Casi quince.

—Al parecer, no soy la única a la que le llegaron a gustar mayores.

—Déjalos, Rosita— dijo alguien, volteamos encontrándonos con Michonne despierta— Solo son dos años de diferencia. Tú y Abraham se llevaban quince años.

—Son simples detalles— rió.

—¿Tantos años te llevabas con el cabeza de zanahoria?— preguntó Ron.

—Si, tengo treinta y él tenía cuarenta y cinco.

—Es mucho— dije— No te quejes de nuestra diferencia de dos años.

—¿Saben?— continuó Rosita— En dos años, cuando Ron tenga dieciocho, Carl será menor aún, por lo que será ilegal que estén juntos.

— Son simples detalles— dijo Ron imitando a Rosita—  Además, ¿Quién va a arrestarme? No hay policías.

— Tu suegro lo es— volvió a burlarse Rosita.

— Cierto— murmuró mi novio.

— Mi padre quiere a Ron— dije—  De última, solo lo dejará sin comer por unos días como condena— bromeé y Ron me golpeó en el brazo— Es broma, mi amor.

— Que tiernos— suspiró Michonne.

—Michonne— llamó Ron— Intenten no hacer ruido cuando estés con Rick, no nos dejas dormir.

—Ron— lo regañé pero Michonne comenzó a reír.

—Lo tomaré en cuenta— dijo aun entre risas.

—Ustedes son tan raros— dije conteniendo las ganas de reir.

—Pero aún así me quieres— dijo mi rubio acercando su rostro al mío— ¿Verdad?

Sobrevivir no es lo mismo que vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora