Capítulo XIV

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De un momento a otro sentí que debería sentarme solo para apreciar la discusión, que parecía igual que un hilo a punto de romperse. Más porque la sangre de hada que Wade tenía parecía empezar a hervir ante la presencia de Vishous, y por supuesto que V solo parecía querer decirle al castaño que se largara. Todavía no sabía si me daría dolor de cabeza, o si esto me parecía muy interesante. Sinceramente nunca pensé que los vería a los dos en una misma habitación. Además, era lindo ver a Wade un poco incrédulo por la palabra pareja; aun así, no le costó nada usarla con bastante firmeza unos minutos después.

Claro que Vishous también se ganó una mala mirada de mi parte en cuanto al comentario sobre dejar las manos quietas. Seguí al castaño con la mirada hasta que salió de la habitación con Lux a su lado. Mientras tanto, sabía que Nim se había escondido en alguna parte de la habitación. Algo realmente curioso.

―Entonces, ¿de qué deseabas hablar?― pregunté caminando y tomando asiento a su lado.

―¿Te mencioné que pareces un poco más joven que la última vez que te vi?― Vishous solo sonrió.

―Creo que estás delirando luego de tanto tiempo―

―Es enserio. Creo que te sienta bien haber recuperado toda tu magia. Además, ahora mi nariz está inundada de tu aroma― hubo un pequeño silencio entre nosotros que se cortó por un suspiro de parte de V ―El único problema es que hiciste que la tierra temblara de nuevo―

La expresión de sorpresa en mi rostro fue más qué palpable.

―V, qué es lo que en verdad tienes que decirme―

―Luego de que percibí ese temblor, fue a investigar un poco en el bosque. Después de todo fue algo bastante grande. Tal vez por estar en el epicentro no lo percibiste. Además de que estabas bastante ocupado― volví a fulminarlo y él decidió ir al punto ―Llegué al selló, Dylan; ahora hay una grieta mucho más grande. Bastante grande la verdad. Sé que vas a decirme que no te interesa, pero... seguí un rastro que salía del sello y se alejaba más dentro del bosque. Alguien salió y probablemente se dio cuenta de que le estaba siguiendo―

Vishous comenzó a abrir su camisa, pero yo no despegue la mirada de sus ojos. Cuando terminó, señaló un punto en su pecho. Vi una herida negra que parecía extenderse a lo largo. Era un núcleo que parecía sacar ramificaciones. Unas que antes descendían hacia su corazón, pero luego se extendieron más hacia su cuello y sus pulmones. Como si fuera una tortura lenta.

―Te atacó―

―No conseguí verlo. Probablemente estaba a tres kilómetros lejos y aún sí, una extraña energía dio contra mí. Luego deje de percibirlo. No puedo curarme. Nada lo hace desaparecer. Intenté todo lo que pude. Pero se extiende y duele como el infierno―

Me quedé frío. Claro que sabía muy bien de que se trataba. Lo que V tenía en el pecho probablemente era peor que la intrusión del demonio que había tenido Wade. Está vez se trataba también de un demonio. Pero una maldición de muerte, una de un demonio mayor. Después de todo, se necesita demasiado poder para aquello. La maldición partía desde el punto dónde aterrizaba y se extendía hasta matar al portador ¿A quién demonios se había encontrado Vishous?

―Maldita sea―

―Vale, ese tono no me gusta nada. Menos viniendo de ti― V cerro los ojos se terminó de recostar en la silla echando su cabeza hacia atrás ―Por favor dime qué puedes hacer algo―

―Te dolerá― dije mientras me ponía a inspeccionarlo un poco y acariciaba su cabello. Necesitaba ver qué tan avanzaba estaba la maldición de su corazón y su cuello. Si haría algo, tenía que hacerlo ahora.

Marcados por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora