Capítulo XVII

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En cuando Wade se fue con Nim en sus brazos, yo solo me quedé un rato allí viendo cómo se alejaba. Me quedé tendido en el jardín y luego Lux me recordó que debíamos hablar de quién sabe qué cosa.

―Amo, tal vez hay unos detalles que debería saber― está vez Lux lucía nervioso. Eso me extraño.

―Bien, dime qué es lo que pasa― solté mientras, por lo menos, me enderezaba.

―Estuve investigando un poco, y también recibí noticias de cierto vampiro demasiado estúpido como para atender que debería dejar de jugar con su suerte― sonreí, claro que sabía de quién se trataba ―Bael se ha acentuado justo en el final de la barrera que usted hizo. Ya está cerca... Pero además, parece que está reuniendo un ejército― Lux hizo una pausa ―Y no se ve nada bien amo―

―Eso era algo de imaginar ¿Sabes que criaturas se han unido a él?―

―Bueno... Entre las que más le gustaría saber, probablemente están las hadas. Escuché rumores sobre eso en el bosque. Los árboles lo dicen y los vampiros lo confirmaron. Sin embargo, también está pasando otra con las hadas―

―¿A qué te refieres?―

―Escuche que llegó el Rey. Al parecer paso una interesante cantidad de años en la cacería salvaje. Honestamente, siempre creí que era un mito, pero es real y ha vuelto. Con su llegada, es como si el reino se hubiera dividido en lealtades, por lo menos eso es lo que susurra el bosque―

Eso era algo que definitivamente no me esperaba. Así que había alguien más en el trono y era el esposo de la loca desquiciada que intento matarme. Menudo descubriendo. ¿Qué diría el rey de saber lo que había hecho su mujer?

―Bien, aunque Bael no pueda pasar la barrera, otras criaturas si pueden hacerlo. Eso es un problema. Si la cacería salvaje es real, y un rey ha vuelto a su tierra, significa que habrá guerra, o por lo menos que cierta cantidad de sangre se derramará. Tal vez debería advertirle a Aarón para que hable con su padre. Después de todo, este es su reino y tal vez sea muy obvio que algo pasa si la destrucción se empieza a acercar―

―¿Entonces intentaremos hacer un plan?― cuestionó Lux, aunque la verdad ya ni siquiera sabía qué demonios podría hacer.

Si fuera por mí, solo permanecería ocultó en mi castillo inmune a cualquier cosa alrededor, pero no podía encerrar a Wade y simplemente decirle que no podría salir de aquí hasta el resto del mundo se quemase. Sabía que no me dejaría hacer una cosa así. Incluso ya escuchaba en mi mente los posibles regaños que me daría. Solté un suspiro e intenté pasar el resto del rato pensando en algo coherente, pero era inútil. La frustración se comenzaba a apoderar de mí al igual que un ardor en mi pecho. Uno que ya se estaba haciendo demasiado familiar. Fue ahí cuando caí en cuenta de lo obvio y me levanté de golpe.

―Wade― no era posible, no, no, no, no... Pero antes de trasladarme, había dejado de sentir el peligro ¿Qué significaba esto?

Lux también quedó atento y me detuve a pensar un poco mientras me conectaba con el collar. Lo que sentí está vez fue nerviosismo, tristeza y mucho dolor. No perdí tiempo en trasladarme con un chasquido de mis dedos, pero cuando aparecí, estaba en medio del camino. El carruaje destrozado. El conductor y uno de los sirvientes muertos. Bajé la mirada y ahí estaba Nim. Sostenía el collar entre sus dientes y se acurrucaba alrededor de él. Temblaba y parecía gemir de dolor, pero no había ni una señal del castaño. Ni una. Solo un rastro mágico de desaparición. Maldita sea... Pero qué.

―Papi― Nim se dio cuenta de mi presencia. Levanto la mirada y lloraba. Me agaché y la sostuve entre mis brazos. Ella no pudo decir nada más. Seguía en estado de shock.

Marcados por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora