Capítulo XVI

6 2 0
                                    

D

Estaba atrapado y lo único en que podía pensar en un momento así, era en Wade. Mierda. Cuando se diera cuenta que yo ni estaba, probablemente se pondría nervioso, se preocuparía y creería que estaba muriendo. Quedé un poco incrédulo cuando sonreí para mí mismo con ese pensamiento. Después de todo, no importaba cuántas veces le dijera que no podía morir, él seguiría pensando lo mismo. Era... Lindo. Entonces decidí respirar profundamente y sentarme.

Caminé hasta el medio de mi estúpida prisión y tomé asiento en el suelo. La verdad ni siquiera sabía qué hacer y esto me parecía estúpido, pero no era como que tuviera otra opción. En ese caso... Tal vez no tendría nada de malo.

Cruce mis piernas, relaje mis hombros y cerré mis ojos. No podía sucumbir a una desesperación dónde todo estaba anulado. Eso sería inútil. Así que comencé a respirar. Respirar profundamente e ir a punto fuera de todo esto. Un punto libre de mi mente. Si no podía hacer magia física elemental y de cierta forma sencilla para atacar, intentaría otra cosa.

Deje que mis pensamientos se fueran y solo quede en medio de un espacio en blanco. Recordé incluso por alguna razón, el primer momento de mi vida guardado en lo profundo de mi memoria. La toma de conciencia que tuve de mí, y de en donde estaba. Tenía pequeñas imágenes de un espacio vacío. Solo estaba yo y mi mente. Una que se podía expandir como lo deseará, pero además, en cuando comencé a preguntarme que era yo, que debía hacer, y que era ese lugar. Solo apareció algo que luego llame poder. Solo se trataba de energía que venía de mí mismo y que se acumulaba frente a mí en un intento de responder a cada pregunta que tuviera en mente. Luego recordé esa vez en donde, después de pregúntame tantas cosas, solo toqué esa energía que lo único que hacía era crecer, y crecer.

Recuerdo que comencé a experimentar sensaciones que se apropiaban de mi cuerpo. Entendí lo que era el frío, el calor. El tacto, la paz... El estar a la derivaba. Entonces, imitando un poco ese evento, me concentre en focalizar mi poder en mi espacio en blanco. Me lleve un curiosa sorpresa al ver que aquella energía está vez lucía diferente. Era una gran cantidad de variantes negras con una mezcla de luz que se atrevía a brillar entre el negro y luego solo cambiaba el mismo tono provocando tonos que se veían incluso morados. Honestamente no sabía el porqué de eso, pero tampoco le preste tanta atención. Me sumí dentro de todo eso y permanecí ahí. Tranquilo, dejando que cada corriente que lograba la esfera de poder, fuera parte de mí.

Llegó un punto dónde dejé de entender si estaba despierto o lo que fuera que hacía. Eso tampoco importo. Era como estar dormitando mientras dejaba que mi magia se acoplara a mi mente, y se sentía bastante bien. Tanto que ignore el tiempo y mi alrededor. Por lo menos así fue en relación a unos gritos que venían de alguna parte, pero ni siquiera abrí los ojos, solo dejé que mi mente se proyectará un poco más allá.

Mientras pensaba en eso creí ver al tonto que me encerró aquí y se decía llamar mi hermano. El tipo se veía realmente molesto. Tal vez encontré curioso que ni siquiera necesité levantar la mirada para verle o algo por el estilo. Era como si lo estuviera viendo a la misma altura de sus ojos sin tener que levantarme del suelo en donde me había sentado. Pensé en reírme de él en caso de que tal vez estuviera flotando, pero tampoco me importó. Solo estaba perdido en la energía que se hacía parte de mí. Era incluso relajante. Cuando recordé que el sujeto seguía ahí, me di cuenta de que ni siquiera lograba entender lo que decía, o por lo menos eso fue hasta que escuché una frase que me helo la sangre y me hizo recordar que en verdad si estaba dormido.

―Me quedaré con todo lo que crees que te pertenece― fue lo que dijo.

Aquello hizo que algo en mi volviera a explotar o por lo menos interiormente lo hizo. Fue como si una gran onda de fuego se hubiera desplegado de mi al momento que entendí esas palabras. No supe si hice alguna otra cosa porque todo parecía en su lugar, pero el rostro del imbécil lucía algo contrariado. Incluso parecía incrédulo y algo asustado. Sin embargo, solo se fue de nuevo y yo volví a mi espacio en blanco.

Marcados por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora