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Una taza humeante de té reposaba entre sus manos, dándole a esta sorbos ocasionales para quitarle el estrés respecto a esta situación, aunque el aroma a eucalipto de Nam era lo que más podría tranquilizarlo en esos momentos. Tal vez otros omegas, incluso YoonGi, lleguen a verlo de mala manera por aceptar tan gustosamente que NamJoon lo atendiera y tranquilizara de una forma tan intima, como lo era compartir el aroma, pero por el amor de la luna. Acababa de ver un cadáver con claros signos de una muerte violenta, justo en frente de su cafetería, necesitaba calmarse y le importaba en estos momentos un pepinillo el asunto del divorcio o etiquetas. Si Nam podía tranquilizarlo, adelante, estaba temblando como un pollo en invierno.

—¿Y qué haces aquí, inútil? —preguntó YoonGi de una manera casual, tomando asiento frente al antiguo matrimonio.

Nam le dedicó una mirada seria en respuesta, no era que no le agradara Yoon, de hecho se llevaban muy bien en su época de universidad, gracias a él conoció a su exesposo y se lo agradece infinitamente, pero después de su divorcio... Digamos que su relación con el pálido también se deterioró. Lo comprendía de cierta manera, en ocasiones los omegas se apoyaban entre sí y aunque Min no tuviera un alfa, preferiría sobre todas las cosas a Jin, no importaba quien tuviera la razón realmente.

—Nos dieron el caso a mi compañero y a mí esta mañana, así que apenas recibimos el llamado de SeokJin no tardamos nada en venir.

—¿Qué llamado? —preguntó nuevamente con un toque ácido en sus palabras.

—Se refiere a mi llamada telefónica, Yoon —aclaró Jin.

—Menos mal, me iba a dar un infarto si era el llamado de omega a su alfa.

SeokJin se encogió en su lugar ante el comentario de Min, después de todo él sí intentó llamar a Nam por medio de su vínculo hace un rato. Si bien fue por acto de reflejo, seguía pensando que era incorrecto de cierta manera y agradeció que su tratamiento a base de supresores estuviera surtiendo efecto, tanto así que su omega no logró emitir un llamado debido a esto. NamJoon por otro lado no se sentía tan orgulloso del asunto, se sentía bastante herido ante el hecho de que Jin no le hubiera pedido ayuda por medio de su vínculo. Estaba más que confundido con la situación, era como si no lo quisiera ver, pero estaba ahí, arropándose entre su aroma para pedir consuelo. No entendía absolutamente nada.

—¡Joon! ¡Ya recolecté todas las muestras que pude! ¿Cómo vas con el interrogatorio?

Jin volteó en dirección a la entrada principal, intentando ver al propietario de la voz que habló recientemente. La sorpresa que tuvo fue bastante grande al ver a Kim TaeHyung entrando al lugar, con un gran abrigo café, guantes y un montón de bolsitas para guardar la evidencia. Tenía bastante tiempo que no veía a otro miembro de la familia Kim, no después de que todos ellos supieran de su divorcio y obviamente muchos le vieran con una mala cara por ser él quien dejó a Nam. Sabía que Tae no lo juzgaría, pero es mejor ser precavidos antes de lamentar.

—Hola, hyung. ¿Cómo está? —preguntó Tae a Jin con una sonrisa tranquilizadora.

—No lo sé, no acostumbro encontrar restos humanos en mi basura —respondió en una mala broma.

—Creo que la pregunta fue estúpida, sí —confesó con pena.

El alfa más joven tomó asiento al lado de YoonGi, quien no le había quitado la vista desde que este entró al lugar. Tenía una expresión graciosa, como si intentara recordar algo, pero que le costaba algo de trabajo completar profundamente el panorama de sus recuerdos. La mirada no había pasado desapercibida por parte de TaeHyung, así que observó por un momento al omega junto a él y no pudo ocultar una sonrisa burlona al reconocerle.

—Hola, mata pasiones.

—Maldición, tenías que ser tú.

La memoria calló como balde de agua fría sobre YoonGi, quien no ocultó su expresión frustrada y acompañada de pequeños quejidos que soltaban maldiciones incoherentes. El día se estaba volviendo más y más agotador, lo peor es que apenas estaba empezando y ni siquiera iban a poder empezar a trabajar debido al incidente de hace algunos instantes. NamJoon y SeokJin estaban todavía más perdidos con la situación, ahora Yoon estaba incómodo al lado del alfa, parecía que se conocían, pero jamás los habían presentado en ninguna ocasión que ellos recordaran.

—¿Desde cuándo se conocen? —se animó a preguntar SeokJin.

—Fue mi última cita a ciegas —explicó Tae con diversión—. Salió mal, por si lo preguntan.

—¿Podrías concentrarte en tu trabajo para largarnos de aquí? —interrumpió el pálido, dando ligeros masajes encima de sus sienes.

—Deberíamos salir otra vez.

—Basta.

Nam y Jin solamente sonreían con incomodidad ante la situación, de hecho si les hubieran dicho que existiría una situación incómoda entre parejas, probablemente hubieran apostado que serían ellos dos. Para romper un poco el giro de la conversación, Nam le extendió a Tae su libreta por encima de la mesa, donde había anotado todas y cada una de las respuestas que le había dado SeokJin respecto a lo que sucedió. No podían obviamente pedirle información respecto a la víctima porque simplemente no la conocía, al menos eso dio por ello NamJoon.

—Hay algo que no entiendo, hyung —habló finalmente Tae, después de leer las notas de su compañero—. ¿Cómo es posible que supieras el género biológico y casta a la que pertenece la víctima?

Jin respiró frío al reconocer la torpeza de su confesión, el cadáver de la omega que fue a visitarlo en sus sueños, era simplemente irreconocible, un médico forense podría reconocerla como una omega, pero él como dueño de una cafetería no tenía manera de hacerlo. ¿Qué podría decir para salir de esta? No lo sabía y sus opciones se acababan si no inventaba algo rápidamente, que fuera medianamente creíble.

—Diles que te dejaron una nota —habló HeeSook, la fantasma—. Una nota que decía "encuentra a la omega" y como pensaste que era una broma de mal gusto, terminaste tirándola a un cesto de basura.

—Cuando estaba de camino a la cafetería había una en mi bolsillo del abrigo, decía "encuentra a la omega". Pensé que era una broma y la arrojé a un cesto de basura comunitario —formuló SeokJin.

—¿Cómo llegó eso a tu bolsillo? —preguntó Nam esta vez.

—No lo sé, tal vez cuando iba en el autobús alguien lo puso. No tengo idea, es la primera vez que me suceden estas cosas.

Sabía que estaba mal mentir, pero no podía decirles que veía fantasmas y la víctima lo estaba acosando para que le ayudara. Seguramente lo verían como un posible sospechoso o un enfermo mental, ya era bastante malo cualquiera de las dos cosas y la situación se estaba complicando, solo esperaba que al menos pudieran creer eso. Por las expresiones que hacían podía decirse que lo tomaban como una posibilidad, al menos eso lo aliviaba de alguna manera o eso pensaba hasta que escuchó la siguiente declaración.

—Entonces alguien te está asechando, hyung.

—Si eres un blanco, entonces debes saber algo o tener lo que el asesino quiere —opinó Nam con seriedad—. Creo que es mejor que vengas con nosotros para decirnos todo lo que sabes al respecto y tendremos que discutir una forma de protegerte si te asechan.

SeokJin simplemente pudo asentir ante lo dicho por su exesposo, se había metido en un gran problema y todo por ayudar a esa fantasma. No sabía como iba a responder a las siguientes preguntas, solo podía esperar a que esta última pudiera inventar buenas excusas y recordara la mayor parte de lo que sucedió, para salir de esto rápidamente.

Ghost LightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora