O7

210 49 2
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


El manto oscuro de una noche fría cubrió la ciudad, dando paso a que los acogedores hogares intentaran alejar los misterios nocturnos de sus ventanas con encender las luces artificiales de sus habitaciones. Entre esos hogares estaba el de SeokJin, quien después de ver a YoonGi y hablar con él, decidió ir a casa para descansar un poco. Había sido un largo día, lo peor de todo es que no sabía como escapar de este nuevo problema con aquella fantasma siguiéndolo de un lado a otro cuando tiene oportunidad. Quería que HeeSook pudiera encontrar la paz, pero si ella no recordaba absolutamente nada, no podía ayudarle por magníficos que fueran sus poderes de hablar con los muertos.

Ahora se encontraban ahí, su hermana, la omega y él en su habitación, pensando en un nuevo plan para que SeokJin no se involucrara más de lo necesario y ayudarle a NamJoon a seguir las pistas del asesino que busca.

—Por favor, HeeSook. Haz un esfuerzo por recordar, no puedo acceder a bases de datos personales como Nam —explicó Jin por quinta vez a la omega frente a él—. Debemos darle una pista para encaminarlo al asesino, yo no puedo hacer nada por mi cuenta.

—Lo entiendo, pero no puedo recordar nada —respondió sin poder evitar morder su labio de forma angustiada.

—Podrían intentar conectarse espiritualmente.

—Eso es algo arriesgado, una vez lo intenté con mamá y no fue una experiencia agradable —comentó Jin con molestia ante la idea.

Conectar espiritualmente con un fantasma, no era simple, normalmente el espíritu que conocemos puede conectarse con su inicio, se conecta con la vida y el ciclo de la tierra, pero en el caso de SeokJin no era así. Para personas como él, que viven de la muerte misma, se conectan con el punto sin retorno de la vida y se conectan al momento en que fallecieron estas personas. Exactamente, era lo que estaban buscando, respuestas a la muerte de HeeSook, pero existía la posibilidad de que también él pudiera ver su propia experiencia más cercana a la muerte y no era un recuerdo bonito en lo absoluto.

—Podrías solo dar un vistazo de un minuto o dos, al menos para no tener que vivir la experiencia completa —sugirió YangMi.

La verdad es que no le quedaba de otra, seguramente mañana NamJoon le hablaría por teléfono y pediría programar otro interrogatorio, si no es que su superior le exige ese mismo día hacerlo. Lo haría, ya no tenía nada que perder, por más dolorosos que fueran sus recuerdos, tenía como prioridad su presente y eso era lo que importaba realmente.

—Llenaré la bañera —anunció—. Si voy a ver cosas desagradables, que al menos sea en un baño de agua caliente con mis sales preferidas.

YangMi vio con tristeza a su hermano menor, encogiéndose de hombros en el momento en que este se fue de la habitación para preparar todo. Se sentía muy mal respecto a la condición de su hermano, hubiera preferido mil veces a que no pudiera verla, porque eso significaría que podría llevar una vida normal, sin este tipo de problemas. A veces no sabía si echarle la culpa a algún dios haría más ligero su dolor.

Jin, por otra parte, estaba absorto en pensamientos vacíos, preparando su baño mientras podía sentir la mirada curiosa de HeeSook perforando su nuca. Tanteo el agua para verificar que estuviera a la temperatura perfecta, solo en unos segundos más las sales comenzarían a hacer el efecto deseado sobre su cuerpo y aliviar el mal rato que pasará. Tomó aire y comenzó a deshacerse de su ropa, sin importarle realmente que HeeSook y su hermana estuvieran viéndolo, después de todo él había visto los cuerpos sin vida de ambas, así que ya no tenían nada que esconder realmente.

El omega se introdujo a la bañera, permitiendo que sus músculos se relajaran al simple contacto con el agua caliente. El vapor y el calor era lo que más le alegraba después de estar tanto tiempo al lado de muertos, estaba tan a gusto que ya no le importaba lo que fuera a pasar en los próximos minutos y dio el consentimiento cuando extendió su mano en dirección a HeeSook. La omega dudó unos segundos, pero la mirada amenazante de la alfa fantasmal fueron suficiente motivación para dar el siguiente paso.

El tacto de un fantasma era algo brusco, era como si te mutilaran tus miembros y los nervios se resistieran a dejar de funcionar correctamente, provocando un entumecimiento. SeokJin carraspeó ante la sensación y se concentró en cantar la canción que le enseñó su difunta madre para poder conectarse espiritualmente con fantasmas. Poco a poco pudo sentir como algo en el ambiente cambiaba, incluso el latir de su corazón se hacía más lento y su propia temperatura corporal bajaba hasta casi hacerlo desmayar, así que cerró los ojos para calmar sus malestares, fingiendo que no estaban ahí realmente.

Con el paso de los segundos pudo escuchar unas pisadas firmes sobre las hierbas, tal vez un lugar abandonado. Abrió sus ojos lentamente y solo pudo ver obscuridad, la única luz del sitio provenía de la luna a duras penas, una parte donde ni la diosa luna podría ver las tragedias de la noche. Con dificultad pudo ver a HeeSook, iba vestida probablemente para una fiesta, pero temblaba de miedo, sosteniendo unas llaves en su puño como si su vida dependiera de ello.

La situación era evidente, estaba sola en un paraje desconocido y su única forma de defenderse era por medio de un simple conjunto de llaves que con suerte las clavaria en algún punto débil de una posible amenaza. Parecía de película, pero incluso él mismo se imaginó en alguna táctica de salvación en esos casos. ¿Qué hacemos cuando ni la diosa puede escucharnos?

Un taxi se detuvo de una asustada HeeSook, quien conducía bajó el cristal de la ventanilla y asomó un poco su cabeza para poder hablar cómodamente con la omega.

—¿Está perdida, señorita? —preguntó una voz masculina, probablemente de un alfa por la fuerza con la que pronunciaba sus palabras.

—No... —susurró HeeSook, sudando frío.

—Puedo llevarla a su casa, no tiene que preocuparse. Conozco Seúl como la palma de mi mano —alardeó, para después agregar—. Además, no tendrá la misma suerte con otros taxistas, yo le ofrezco el viaje gratis.

SeokJin sentía su respiración entrecortarse cuando vio a la omega bajar la cabeza con sumisión, sintiéndose atrapada en aquella situación, lo único que podía hacer era depositar su fe en ese desconocido. La oscuridad nos hacía más propensos a tener miedo y prefería creer que ese hombre podría tener un buen corazón ante su estado más vulnerable. Sin más se subió al vehículo, en los asientos traseros para evitar cualquier contacto directo con el desconocido, no podía darse tantas libertades.

Jin al verlos a punto de marcharse comenzó a correr en su dirección, tenía que saber aquella verdad que la mente de HeeSook fragmentó, tal vez para protegerse a sí misma de la cruda realidad detrás de su muerte. Sin embargo, un fuerte dolor en su vientre se hizo presente, tanto que cayó de rodillas, intentando calmar el dolor al poner su palma sobre la zona afectada. Era un dolor conocido, no tanto lo físico, era más bien que su corazón se partía en mil pedazos al recordar la causa de esto.

Jadeaba descontroladamente, con pesar abrió sus ojos y observó el suelo de su cocina lleno de sangre, sangre que salía de entre sus muslos. Las sombras de una pesadilla volvían a repetirse, el temblar de sus piernas sin fuerza, el vientre ardiendo de dolor, la impotencia en su pecho crecía y la presión de lo que dirán aplastaba su mente. Todo culminó con un grito desgarrador que salió de la garganta de SeokJin, un grito que reflejaba el tormento y la frustración de esa vez... esa vez en la que la muerte que habita en su propio cuerpo interrumpió el crecimiento de un futuro ser viviente, ese día en el que comprendió que no podría tener una vida ejemplar con NamJoon.

Ghost LightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora