O9

268 52 16
                                    

Dieron las diez en punto cuando NamJoon apago la radio de su auto, no entendía por qué razón había actuado tan impulsivamente otra vez y ahora se encontraba estacionado frente al edificio donde vivía SeokJin actualmente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dieron las diez en punto cuando NamJoon apago la radio de su auto, no entendía por qué razón había actuado tan impulsivamente otra vez y ahora se encontraba estacionado frente al edificio donde vivía SeokJin actualmente. Sinceramente, nunca había estado ni un kilómetro cerca de este barrio, principalmente porque no sabía como su exesposo podría reaccionar al respecto, lo que menos deseaba era que pensara que lo estaba acosando o algo parecido. Hablar con Jin casi siempre fue algo complicado, nadie podía saber con exactitud cuando se encontraba mal porque lo escondía detrás de su sonrisa, al menos así era para las demás personas, en su caso era un asunto diferente porque adoptaron los hábitos del otro de forma inconsciente. Los años de matrimonio no pasan en balde y eso podían asegurarlo los productos de cuidado de la piel que tenía en el tocador.

—Bien. ¿Ahora que demonios le vas a decir? ¿Pasaba por el vecindario y vine a tomar un café? —se preguntó, reprochándole a su reflejo del espejo retrovisor.

¿Cómo volver a acercarte a la persona que alguna vez amaste? Para Nam era más difícil de lo que esperaba poder volver a hablar con Jin normalmente, siempre existieron manuales de como conquistar al omega de tus sueños, de esos que aseguraban que iban a ser felices para siempre y tendrían bebés, ¿pero qué pasaba cuando no era así? Si tan solo pudiera comprender mejor por qué SeokJin decidió cortar lazos, tal vez debió apoyarlo más, cuidarlo más, amarlo más, estaba totalmente confundido.

—Creo que será mejor llamarlo por teléfono mañana...

El alfa estaba a nada de volver a encender el auto cuando a lo lejos escuchó un grito desgarrador, uno que provenía del edificio de los departamentos donde residía SeokJin. Detuvo sus acciones y procuró no moverse o hacer ruido, en espera de alguna señal de que ese grito no había sido una alucinación suya, como aquellas que tenía hace años, en esos tiempos donde vivía junto a su amado omega. El manto oscuro de la noche se hizo más pesado mientras más segundos pasaban en el tiempo, los gritos volvieron y tomaron forma de dos voces, una masculina y otra femenina, pero no podía distinguir si conocía a los dueños de estas. Con la respiración fría desde sus pulmones congelados, posó suavemente sus dedos sobre el metal helado de la pistola en su cinturón y observó desafiante a través de la ventana del auto, viendo como su campo de visión se volvían más y más oscuro, impidiéndole ver la calle donde se encontraba.

Silencio fue lo siguiente que escuchó, los gritos pararon, pero la penumbra que cubría su auto no se iba, mucho menos el frío que calaba sus huesos como agujas. El silencio inquietante se hizo insoportable para Nam, así que cuando desvió la mirada al espejo retrovisor de nueva cuenta, una figura espectral le esperaba con una sonrisa que mostraba todos sus dientes y sin ojos a los cuales ver. Se sobresaltó debido a la impresión de aquella figura blanquecina, pero trató de no inmutarse ante esa alucinación que estaba teniendo otra vez. El ser movió su boca sin labios con esfuerzo y pronunció de forma gutural el nombre de Nam, sacándolo completamente de sus casillas.

En un parpadeo las luces nocturnas iluminaron la calle nuevamente, el calor volvió a su cuerpo como una sauna abrazadora y la puerta del auto fue abierta con violencia. Tragó fuerte su saliva antes de salir del vehículo, sintió sus piernas temblarle ligeramente, pero aun así decidió avanzar porque nunca antes sus alucinaciones habían pronunciado su nombre. Tenía el peor de los presentimientos recorriendo su espina dorsal, pero continuaría adelante para asegurarse de que Jin se encontraba en perfecto estado, no importaba si lo consideraba loco después.

Ghost LightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora