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La vida de Katherine no era algo excepcional, ella se había mudado a Corea porque la familia de su esposo vivían ahí, además de que no fue tan difícil pedir su intercambio por lo famosa que es como criminóloga, además en esta época no era todavía ...

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La vida de Katherine no era algo excepcional, ella se había mudado a Corea porque la familia de su esposo vivían ahí, además de que no fue tan difícil pedir su intercambio por lo famosa que es como criminóloga, además en esta época no era todavía como un tabú inspeccionar cadáveres, a nadie le fascinaba su trabajo. Al ser una médico forense, alfa y tener un esposo omega amo de casa, no la tenía muy fácil como algunos podrían creer, pero tampoco se quejaba, solo cuando debía quedarse horas extra entre los fríos cuerpos de las víctimas. Sin embargo, esta última parece ser alguien sumamente especial.

Después de que pudieron identificar quien era la omega, descubrió que ella poseía un material genético único, todo impecable a excepción de la anormalidad de la pigmentación de sus iris, pero fuera de eso podría ser una perfecta candidata para madre de hijos bastante sanos. Al menos eso pudo pensar el asesino antes de acabar con su vida, la marca de un lazo envenenado parece haberla matado primero, pero seguía siendo una muerte bastante lenta como para sentirse aliviado.

—No eres un alfa común, ¿verdad? —susurró para sí misma.

—Tú tampoco lo eres y aun así seguimos aquí —interrumpió una voz masculina.

Katherine levantó su cansada vista de los análisis médicos que estaba leyendo, encontrándose al instante con su colega, el detective Kim NamJoon. Suspiró en respuesta, mientras estiraba un poco sus músculos desde su lugar y le dedicaba una sonrisa burlona al alfa, después de que este le extendiera una taza de café. Nam tomó asiento a su lado en una de las sillas del lugar, suspirando al unísono antes de darle un sorbo a la amargura de su propio café, eran pasadas las once y a pesar de que parte de la ciudad continuaba durmiendo, ellos seguían, quedándose en vela por buscar justicia para las almas de los que ya no se encuentran en este mundo, ese era su trabajo, aunque no todos sus colegas del departamento de policía compartían este interés, al menos ellos todavía lo creían.

—Es gracioso. Kim NamJoon sobrevive por comida a domicilio, pero sabe preparar un buen café —opinó Katherine con diversión.

—Digamos que aprendí de alguien muy bueno en la cocina.

—¿Tu ex esposo?

—Sí, de él —respondió después de un tiempo de silencio—. ¿Cómo está Taeyang?

—Oh, está molesto conmigo. Quiere bebés —respondió la alfa en un suspiro frustrado.

—Wow, eso no me lo esperaba —confesó Nam en medio de una risa—. Creo que el ambiente se puso incómodo.

—Bueno, digamos que ya lo intentamos como doscientas veces, pero por nuestra condición solo puede lograrse una vez cada trescientas —continuó explicando, ignorando el último comentario de NamJoon.

—Sí, puedo imaginármelo. Con Jin fue...

Kathe hizo una mueca al darse cuenta de que había tocado indirectamente un tema delicado para su colega, aún continuaba sorprendida de como llegaron a resultar las cosas respecto al matrimonio Kim, seguía sin poder creer que aquellos esposos al final terminaran separándose. Pudieron enfrentar todos los problemas que les pusieran enfrente, sin perder su inmenso amor por el otro, pero cuando se hablaba de bebés, las cosas llevaban a otro rumbo. No estaba muy enterada de la vida actual de Kim SeokJin, pero podría ver el vacío que dejo en la vida de Nam al momento en que se fue y solo podía esperar a que este mismo la pusiera en orden de alguna manera.

—Oye, no tenemos que hablar de eso si no quieres —informó ella con una sonrisa comprensiva—. Sé que todavía es doloroso para ti, apuesto que también para él.

—Creo que esto me está tomando más trabajo dejarlo ir, en las películas parece más fácil —bromeó con una risa sin gracia.

—Hollywood a veces endulza las cosas más de lo que debería, creo que casi nadie sabe como actuar cuando pierdes a tu hijo, uno que tanto deseaste desde hace tiempo.

NamJoon simplemente suspiró en busca de su propio consuelo, escuchaba cosas terribles todos los días, formas inimaginables de como hacerle daño a una persona, pero nada se comparaba al terror que sintió cuando le hablaron del hospital, diciendo que SeokJin había sufrido un aborto espontáneo, la causa era desconocida, ni siquiera los doctores entienden como pudo suceder, si habían sido muy cuidadosos en todo este tiempo. Todavía recuerda todos los momentos que acompañó a su omega a sus estudios, ultrasonidos, chequeos y aquellas visitas espontáneas al centro comercial para adquirir productos de bebé. Podía recordar a la perfección el rostro resplandeciente de Jin al saber que estaban en espera de un bebé, nada en comparación a las expresiones que tiene actualmente.

—¿Qué has encontrado? —preguntó el alfa, en un intento de desviar el tema de conversación.

—No mucho, si no es que nada —respondió sin muchas ganas—. Podría asegurar que el asesino parece un alfa, porque al parecer intenta formar un lazo con sus víctimas, pero no tiene mucho sentido que lo haga con betas, es obvio que no podrá formarlo y sin embargo envenenó a esta persona.

—¿Le dio veneno?

—No, el lazo envenenó al beta.

—Eso es imposible.

Kim tomó los documentos sobre el escritorio, leyendo una y otra vez partes que le parecían relevantes de los análisis, buscando una similitud entre estas personas, todas con un expediente casi impecable en salud, algunos más sanos que otros, pero un pulcro material genético. Y la singularidad del lazo envenenado, normalmente sucedía con las parejas destinadas, un caso de entre un millón, pero este asesino no podía tener tres parejas destinadas que lo rechazarán, debía ser algo más.

—¿Alguna similitud entre las víctimas?

—En aspectos físicos y biológicos, nada a excepción de una ligera anormalidad en el pigmento de sus ojos —explicó, señalando con su bolígrafo el documento de la omega.

El alfa leyó con atención las letras impresas en la hoja, pareciéndole curioso que se le hiciera conocido ese término médico que dictaba. Pensó por unos segundos en qué otro lugar llegó a leerlo, finalmente dándose cuenta de que venía en uno de los exámenes médicos de SeokJin, recuerda que el doctor les informó que no tenía problemas con su vista, pero que era una clase de mutación desconocida para la ciencia. Después se dedicó a verificar los otros dos casos y en efecto todos coincidían con esta pequeña anormalidad, solo que Jin tenía un nivel más elevado y esa es la razón de por qué poseía esos peculiares ojos azules.

—SeokJin también lo tiene...

—Kim, creo que deberías hablar seriamente con él —comentó Katherine con serenidad—. No quisiera pensar lo peor.

Sin más, NamJoon se despidió rápidamente de Katherine, mientras salía del lugar con teléfono en mano para marcar el número de TaeHyung. La alfa suspiró, guardando sus objetos personales nuevamente, mientras pensaba en lo que debería estar pasando NamJoon, sin saber exactamente del porqué se divorció de SeokJin, pero el destino de alguna manera quiso ponerlos de vuelta en una situación más complicada todavía. Solo esperaba que las cosas terminaran bien para esos dos, después de todo lo único que podía hacer por ahora, era proporcionarles la mayor información que pudiera obtener de este caso. Es una lástima que Taeyang no quisiera compartirle lo que sabía respecto al aborto de SeokJin, era tan callado al respecto, como una tumba.

—Primero el misterio del aborto, después un cadáver en tu cafetería y ahora posiblemente estés involucrado con un asesino en serie... Solo espero que sean coincidencias —dijo Kathe para sí misma antes de cerrar su oficina e irse a casa.

Ghost LightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora