¿Cómo empezó todo?
Germán Calle, un millonario hacendado, dueño de varios hoteles ahí en su país, estaba casado con Mafe Soto, una mujer más joven que él. A quien había embarazado por accidente, y en esa época, eso se convertía automáticamente en un matrimonio por obligación.
Él no la amaba en realidad, lo enloqucía de manera carnal. Se podría decir que hasta sentía cierto rencor hacia ella, ya que por su culpa se había tenido que casar tan joven.
Y por eso la engañaba con cuanta mujer le pasaba por el frente, se iba de fiesta y se emborrachaba, y al regresar descargaba toda su frustración en ella, golpeándola sin importar que estuviera embarazada.
Su matrimonio para ella fue tan tormentoso, que huyó.
Huyó sola a otro país, con una bebé en si vientre, y sin un solo centavo. Llegó a San Francisco un quince de diciembre, mismo día en el que nació su pequeña niña, Daniela.
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A miles de kilómetros de ahí, un hombre enfurecido había mandado a medio mundo para que buscase a su mujer. Tal vez, él no la amaba en absoluto, pero el nivel de su posesividad era gigantesco.
Por lo que no aceptaba que ella se hubiera ido, y la idea de que posiblemente huyó con algún amante lo alteraba en demasía.
Pasó días pagando a personas para que la buscaran a ella, y a su hijo que por las fechas, era obvio que ya había nacido. Él juraba que su primer hijo había sido un varón, y nada lo sacaría de esa retrógrada idea.
Pero los días se convirtieron en meses, y estos en años.
Tres años habían pasado y aquella mujer con la que se había casado no daba señales de vida.
Un día, mientras salía de una reunión con algunos de los proveedores de sus hoteles, una camioneta oscura se detuvo delante de él. De esta se bajaron tres hombres que vestían completamente de negro, con todo el aspecto de guardaespaldas.
-¿Señor Germán Calle?- dijo uno de ellos.
-Soy yo. ¿Necesitan algo?- dijo nervioso.
-Nuestro jefe pidió una reunión con usted.- uno de ellos abrió la puerta del asiento trasero del auto- Súbase.
-¿Quién es su jefe?- preguntó Germán con curiosidad.
-Ya lo verá en unos minutos.- dijo el hombre.
-¿Y si me niego?- dijo y los hombres rieron.
-Lo tendremos que llevar por la fuerza y no será agradable.
-
Después de un viaje en auto, de aproximadamente media hora, Germán llegó a dónde alguien, que él desconocía, lo esperaba.
El lugar era una bodega abandonada, y esto lo asustó. La situación tenía toda la pinta de terminar muy mal. Todo el miedo que no había sentido en su vida, lo sintió en ese momento, tanto que sus piernas temblaron al ver aquel sitio rodeado de personas armadas.
Uno de los guardaespaldas lo tomó del brazo y lo dirigió hacia el interior de la bodega a empujones.
Al entrar, pudo observar a un hombre, que por su cara vestimenta, dedujo que era el jefe. Estaba sentado cómodamente en una de las únicas dos sillas que estaban en el lugar.
Ese hombre al que no conocía de nada, sonrió al ver a Germán, gesto que al señor Calle le pareció aterrador.
Con una pequeña seña con su mano, el extraño le indicó al guardaespaldas que lo sentara, y este acató la orden inmediatamente.

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Dark Times
Fiksi PenggemarUn matrimonio destruido por el odio de terceros. El trato hostil entre dos mujeres. El sufrimiento de un niño por el resentimiento existente entre sus madres. Una venganza. Una venganza en contra de la persona equivocada.