Capítulo XIV

2.2K 115 88
                                    

POV Daniela Walsh

-Limpia todo esto, Frank.- el asintió colocándose los guantes negros con los que usualmente hacía todos sus trabajos- Connor, no te quiero aquí, no puedo permitir que estés involucrado.- dije esta vez dirigiéndome a mi hermano.

-Ya estoy lo suficientemente involucrado, hermanita. Además, sabes muy bien que no soy un principiante en este tipo de asuntos.- me miró fijamente y sonreí.

-Es cierto.- respondí- Confío en que dejarán todo impecable. Mi esposa y yo tenemos una cita a la cual acudir.- la tomé de la mano y me miró sonriente- Y Frank, espero que puedas controlar a mi mejor amiga en su estado de perra rabiosa, puede ser complicada.- el aludido se rió fuerte y asintió con la cabeza- Bueno, me retiro.

-

Luego de darnos una larga y candente ducha, Poché y yo nos arreglamos para ir a nuestra cena. Yo me coloqué un vestido largo y elegante de color blanco, y ella uno de color rojo. Ese color que le quedaba tan malditamente bien.

-Somos una pareja realmente caliente, mi amor.- me dijo al oído mientras nos dirigíamos a la entrada de aquel hermoso restaurante.

-Tienes toda la razón. Pero creo que hoy eres el mismísimo infierno con ese vestido. No sabes lo que provocas en mí cada vez que te pones esos vestidos rojos que tienes.- le respondí riendo.

-Créeme que si lo sé, y justo por eso es que me los pongo.- su rostro se adornó con una sensual sonrisa después de aquellas palabras, junto a un guiño provocativo que hizo que mordiese mi labio inferior.

-Deberías dejar de morder tu labio si no quieres que cancele ahora mismo la cena y regrese a ese auto para hacerte mía en este instante.

Solo pude reír en respuesta a sus palabras.

Entramos al establecimiento, e inmediatamente una hostess nos recibió. Poché le dio nuestros nombres, y ella de manera rápida nos dirigió a la zona más exclusiva del restaurante, donde había una hermosa vista hacia la luna y el cielo estrellado que nos acompañaba esa noche.

Nos acomodamos en nuestra mesa, una al lado de la otra, y ordenamos nuestro vino favorito.

Cuando teníamos las copas servidas, entre conversaciones y risas hicimos un brindis por nosotros y por nuestro amor. Lo que, sinceramente, nos provocó mas risas.

-¿Te das cuenta de que estamos completamente locas?- me preguntó sonriendo y bebiendo de su copa- Después de haber hecho lo que hicimos, estamos aquí, tan campantes, tomando un vino carísimo, a punto comer una cena deliciosa. Y no me siento para nada culpable.- le di una sonrisa ladina.

-Cualquiera que sepa como es nuestra relación en realidad diría que estamos desquiciadas. Nos hacemos tanto daño.- suspiré- Pero también nos amamos y nos deseamos demasiado. No podemos estar la una sin la otra, y menos ahora que tenemos este secretito en común.- besé con un pico sus labios- Y si te lo preguntas, yo tampoco me siento culpable. Ese estúpido intentó dañar a Nathan, y con mi hijo nadie se mete sin pagarlo.- dije lo último en un susurro.

-Estoy de acuerdo contigo. Solo que nunca pensé que haríamos algo así.- quedó pensativa- ¿Es la primera vez que lo haces, Daniela?- su pregunta me descolocó, pero no tuve problemas en responder, confiaba ciegamente en ella.

-¿Matar a alguien?- seguí hablando en susurros. Ella asintió a mi pregunta- Pues, nunca he matado a alguien con mis propias manos, pero si he presenciado un asesinato. Pero te aseguro que tengo la sangre fría para hacerlo si se meten con mi familia.- ella me miró fijamente, parecía analizar mis ojos, buscando algun rastro de mentiras en ellos.

Dark TimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora