Los rayos de luz iluminaban la habitación anunciando una nueva mañana, una nueva oportunidad de hacer las cosas bien, o de agonizar por los errores del pasado.
Era el tercer día del viaje escolar y las cosas lucían así; Jasminka como siempre tan dulce y amable se despertaba de buen humor. Constanze, la brujita alemana, estaba despierta jugando con unos engranajes y tuercas. Sucy y Lotte estaban peleadas, por lo que Sucy comenzó a hacer sus cosas sin prestarle atención a una Lotte un tanto molesta y melancólica. Diana, uy Diana despertaba con una resaca peor que la migraña que trató de curar con alcohol. La pelirroja estaba entrenando para distraerse de la situación en la que se encontraba con Akko, y sobre todo por lo que había visto la noche anterior. Y por último, nuestra querida castaña estaba despertando con los rayos del sol que acariciaban su cara.
La noche anterior, cuando entró al cuarto la pelirroja estaba dormida en su cama, lo que le quitó el peso de contarle la situación. Pero, su mente estaba igual de enredada y eso se traspasó a los raros sueños que tuvo. Atsuko se restregó los ojos y miró la cama que estaba al costado, pero esta se encontraba vacía y ya tendida.
La castaña luego de arreglarse y vestirse se dirigió al cuarto de la Cavendish, al llegar a la puerta que daba ingreso a la habitación de la rubia tocó se quedó un rato parada, luego de respirar profundamente golpeó tres veces. Esperó unos segundos sin respuesta alguna y cuando se disponía a tocar de nuevo, la puerta se abrió del otro lado.
— Diana: (Demacrada). Ah, eres tú Atsuko.
— Akko: Sí soy yo, ¿me dejas pasar?
— Diana: No creo que sea una buena idea que hablemos ahora.
— Akko: (Entrando a la habitación). Pues yo creo que es el momento perfecto para hablar.
Diana cerró la puerta y no discutió con la castaña, sabía que cuando una idea se le metía en la cabeza no había nadie ni nada que pudiera contradecirla u oponérsele. Además, con el dolor de cabeza que tenía prefería terminar de hablar rápido y esperar que la castaña se fuera.
— Diana: (Sentándose en una silla). Entonces, ¿de qué quieres hablar?
— Akko: (Abriendo las cortinas). Creo que te puedes imaginar de que quiero hablar. Aunque no vengo a darte un sermón de lo que debes o no hacer, pues no soy la mejor para eso. Pero, sí vengo a tratar de entender por qué lo hiciste, sobre todo en un ambiente escolar. Tú no eres así.
— Diana: Solo me dejé llevar por un impulso tonto, eso es todo lo que tienes que entender. Ahora si me disculpas tengo que arreglarme, así que necesito que salgas de la habitación.
— Akko: (Suspirando), Diana no vengo a recriminarte nada, pero en serio me dejaste preocupada y si las demás chicas se enteran también se van a preocupar. Hannah y Barbara son un poco egoístas y malas, sobre todo Hannah. Ella no se comporta como lo debería hacer una amiga.
— Diana: (Molesta). ¿Y cómo se supone que se debe comportar una amiga? ¿Cómo tú? Tal vez Hannah me haya metido en un lío una vez, pero tú te metes en un problema tras otro.
— Akko: Si yo hubiese estado en la misma situación que Hannah contigo, por lo menos hubiese estado pendiente de ti.
— Diana: (Levantando un poco la voz). No eres el ejemplo para decir que eres buena amiga, sobre todo como haces diferencias con tus amigas. Hannah tenía razón sobre ti.
— Akko: (Molesta). ¿Razón sobre qué?
— Diana: Sobre que siempre prefieres a O'Neill, para ti ella es más importante que yo. Y no entiendes nada, no sabes nada sobre mí, nada. Aunque si te dijera también sería imposible que sucediera algo.
— Akko: (Confundida). ¿Por qué no me dices? Nil volentibus arduum.
— Diana: (En un susurro). Tú no entenderías nada, eres muy necia.
— Akko: Si no me dices, no puedo saberlo. Si no te comunicas no podré entenderlo. Estás diciendo que no puedo entenderlo cuando ni siquiera me das la oportunidad de hacerlo. Te sientes dolida por mí, cuando ni siquiera me has dicho que te estoy lastimando. Si no me dices que es, te seguiré dañando porque si no hablas es imposible que la gente pueda cambiar una actitud.
—Diana: (Gritando). ¡Si tú supieras cuanto me gustas Atsuko Kagari! ¡Si tú supieras, eso no cambiaría nada!
La castaña sorprendida, no supo que responder. No había pasado ni siquiera una semana y ya había recibido dos confesiones, y para rematar ambas provenían de sus mejores amigas.
— Diana: (Más calmada). No necesitas responder nada, es más, no hables. Ahora sale de mi habitación antes que te eche a patadas.
La castaña solo atinó a obedecer y salió de la habitación de la rubia, mientras caminaba por los pasillos tratando de procesar toda la información llegó a la puerta del cuarto de Hannah. Antes de darle una respuesta a ahora no una sino dos confesiones, debía de decirle a Hannah que dejara de meterle ideas erróneas de su persona a la Cavendish.
En un descuido, Atsuko se le olvidó llamar a la puerta, abriendo y entrando al cuarto sin aviso. Al mirar adentro de la habitación pudo encontrar a Hannah y a Barbara en el cuarto. Pero estas dos últimas se encontraban en una escena bastante embarazosa e intima. Las muchachas estaban semidesnudas, portando solo unas batas de baño abiertas y manteniendo lo que parecía relaciones.
Atsuko, salió rápidamente del cuarto sin importarle si la habían visto o no. Solo salió caminando a un lugar donde estuviera sola, quería pensar, en realidad necesitaba pensar.
— Akko: (Hablando sola). ¡Alguien me pudo haber dicho que todas las estudiantes de Luna Nova se volvieron lesbianas! ¡Y es qué desde cuándo mi*rda pasa esto! Solo falta que la profesora Chariot con la profesora Croix sean pareja.
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El amor es la esencia de la vida
Fanfiction· Luego del gran triunfo de las nueve brujas aprendices, en contra el misil que amenazaba a la Tierra y su forma de vida, tal como hoy la conocemos. El mundo comienza a ver que las brujas son tanto útiles como necesarias, generándose como consecuenc...