Capítulo V: Nuestros pensamientos son libres

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Comenzaba un nuevo día en la Academia Luna Nueva, el sol acababa de salir y con él la alumna más problemática de la academia se levantaba. Akko se levanta con sumo cuidado de no despertar a sus compañeras, se arregla para entrenar y mientras se comía una fruta elegia su outfit. Al decidir se viste con una polera gris que le llegaba justo debajo del busto, unas calzas al estilo militar con varios tonos de grises adidas y las mismas zapatillas negras del día anterior. Al terminar de vestirse tomó su botella con un batido, su escoba y una liga. Salió tratando de no hacer ruido, pero apresuradamente. Estaba emocionada y nerviosa, había pasado todo el día de ayer intentando pensar en cómo compensarle a O'Neill, mas todavía no se le ocurría nada. Así que por el momento solamente iba a prestar suma atención y se iba a concentrar cien por ciento en su entrenamiento.

La oji-carmesí salió rápida por el pasillo y el cruce dobló sin mirar, chocando con una igual de apresurada y extrañamente descuidada Diana Cavendish. – Diana: ¡Mierda!

– Akko: (Estupefacta). Em. Etto disculpa Diana.

– Diana: (Recomponiendo la postura). Ah Atsuko, lo siento. Estoy algo ocupada ahora así que me tengo que ir. En fin, disculpa venía rápido y estaba distraída así que no me fije.

– Akko: (Aún pasmada). Eh, está bien.

– Diana: Vaya, ¿quién iba a pensar qué tuviera figura? Y que fuera así de bonita. (Tose y piensa). "¿Por qué diablos le dije eso? Pero en verdad se ve muy bonita, y su cintura. Diana concéntrate." (Se dirige a Akko). En fin, hasta luego Atsuko. (Diana se va).

– Akko: (Reaccionando) Adiós. (Piensa). "¿Mierda? ¿Diana dijo un garabato? ¿Y, me halagó? Guau, sí que tiene que estar estresada."

Atsuko se despojó de esos pensamientos y retomó su camino al campo de entrenamiento. Al llegar Amanda la estaba esperando en la misma banca que la del día anterior. Llevaba un sostén deportivo nike turquesa, unas calzas negras, un polerón negro nike y las zapatillas turquesas del día anterior que hoy hacían juego con su sostén y sus llamativos ojos. Que curiosamente estaban puestos fijamente sobre la castaña.

– Amanda: (Molesta y firme). Llegas quince minutos tarde, al terminar de entrenar vas a hacer cien flexiones de brazo.

– Akko: (Sumisa). Está bien.

Las aprendices de bruja comenzaron a elongar y luego a correr alrededor del campo, al terminar su calentamiento comenzaron a entrenar con la escoba. Amanda no hablo en ningún momento a excepción de dar órdenes, dictar que subiera más alto, decir que agregara velocidad, que tenía que comenzar de nuevo. Agregando que cada vez que Atsuko trataba de iniciar una conversación obtenía una reprimenda, o pues simplemente una respuesta nula. Tras el arduo entrenamiento se tomaron un descanso sentadas en el pasto.

– Amanda: (Fría) Estuviste bien, vamos a las duchas.

– Akko: Está bien. ¿Y tú?

– Amanda: (Tomando sus cosas). ¿Yo qué?

– Akko: Si tú estás bien.

– Amanda: Pues sí.

– Akko: Pues no se nota. Has estado distante y muy ehm bueno gruñona.

– Amanda: (Enojada) ¿¡Gruñona!? Perdón por no tratarte bien, se me olvidaba que como eres el centro de atención hay que tratarte con pinzas. Sabes no importa, me voy a duchar.

– Akko: (Ya sola) Y ahora qué les pasa a todos. ¡¿Qué culpa tengo yo que tenga un mal día?! Primero Diana diciendo garabatos, luego Amanda como una loca, ¿y ahora qué? ¿Sucy contando un chiste? o mejor Constanze.

El amor es la esencia de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora