Capítulo III: La suerte está echada.

213 21 14
                                    

Aún atontada por la caída y con lo rápido que habían sucedido las cosas, Akko no se dio cuenta que en algún momento soltó su escoba. Por lo que, apretó en varias ocasiones lo que se suponía que era su escoba con su mano izquierda. Mientras pensaba; "Ay, esto me pasa por no fijarme. ¿Qué es esto tan blando? ¿Dónde se supone que está la escoba? Me duele la rodilla."

– Amanda: (Dirigiéndose a Akko, sonrojada) Podrías sacar tu mano de ahí.

– Akko: Ah ¿Qué?

– Amanda: (Sacando la palma que reposaba en la cadera de Akko). La mano que tienes en mi busto, podrías sacarla.

– Akko: (Percatándose de lo que sucedía). ¡Lo siento mucho! Me paro enseguida.

La castaña se paró sumamente veloz, dándole así espacio a la pelirroja para que pudiese levantarse. Mientras esta última se reponía, Akko levantó su escoba del sitio donde cayó y puso el robot en un rincón. El ambiente estaba incomodo y el silencio se hizo presente, Amanda se sentó en el suelo de la habitación y dijo tratando de cortar la tensión. – Entonces todo este alboroto que armaste ¿a qué se debe?

Atsuko recordó el motivo inicial por el que había entrado a esa habitación, y con grandes ánimos contestó. – Vine a pedirte ayuda, Amanda por favor enséñame a volar como lo haces tù. (Mostrando la escoba).

– Amanda: (Dando un suspiro). Y supongo que no aceptaras un no como respuesta.

– Akko: (Sonriendo) Nop.

– Amanda: (Parándose). Está bien, entonces mañana comienza tu primera clase. Te espero en el campo de entrenamiento a las seis.

– Akko: (Dirigiéndose a la puerta). Gracias Amanda, no te arrepentirás ya verás.

– Amanda: (Desviando la mirada). Ah, Akko no le menciones a nadie lo de hace un rato.

– Akko: (Sonrojada) No te preocupes por eso, solo olvidémoslo. (Abre la puerta) Que estés bien, hasta luego.

Atsuko salió del dormitorio, antes de que la peli-naranja alcanzara a despedirse , quien quedó con las palabras en la boca. O'Neill se colocó la polera y se tiró a la cama de cara, pensando que al hundir la cara en la almohada esta podría absorber el rápido latido de su corazón, y no solo eso sino también los vagos pensamientos que se estaban formando, mezclados con un fuerte y extraño sentimiento. Y mientras esperaba que la almohada reclamara aquello que no quería sentir, solo consiguió que le concediera un profundo y tranquilo sueño.

Ya en otro lado pero con igual ímpetu, Akko entra apresuradamente a su habitación. Encontrándose de frente con sus dos amigas. – Lotte: Ah, Akko vamos a tomar once. ¿Nos acompañas?

– Akko: (Dejando la escoba en su sitio). No gracias, hoy me acostaré temprano. Tengo que descansar para tener ánimos mañana, tendré un arduo entrenamiento. 

– Sucy: Así que Amanda aceptó que le fueras a dar problemas.

– Akko: (Ordena sus cosas). Sip.

– Lotte: (Le da un codazo a Sucy). Nos alegramos mucho Akko, pronto estarás volando muy bien, ya lo veras.

– Akko: (Agarrando su pijama). Sip.

– Sucy: (Saliendo de la habitación.) Bueno, entonces nosotras nos vamos. Que descanses.

– Akko: (Animada.) Adiós. (Manbaravan y Jansson salen de la habitación.)

– Lotte: (Acercándose a Sucy.) ¿No crees que estaba un poco extraña?

– Sucy: Tal vez, pero seguramente es la emoción, ya sabes como es, sobre todo cuando se empieza a concretar algo que se propone. No nos preocupemos.

Así la dispareja pareja se fue caminando por los pasillos rumbo a la cafetería, mientras en el cuarto la castaña se ponía pijama y se acostaba a dormir. Asimismo, en lo insondable de sus pensamientos, (los que son igual de alborotados y dispersos como su personalidad) se reprendìa con gran exaltación. 

Akko: (piensa). "Por dios Akko, siempre andas metida en problemas. Si te fijaras un poquito màs en tu alrededor, no andarías estrellandote con todo por la vida. Además de que colisione con la pobre Amanda, caí directo sobre ella. Lo que amortiguó en gran medida mi caída.  ¡Y ni siquiera le pregunté si se había golpeado o estaba bien! Aun así aceptó ayudarme sin ninguna condición."

"Y luego no me basto con caer. ¿¡Por que tuve que caer de esa forma?! Que vergonzoso". (Se tapa completamente con las sábanas). "Ahora que lo pienso, el busto de Amanda es bastante grande. ¡Ay, Atsuko en qué diablos piensas! Solo espero que no se vuelva incómodo el estar juntas."

– Akko: (En voz alta, al momento en el que se quedaba dormida). Alea iacta est. 

El amor es la esencia de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora