Capítulo XII: Non est ad astra mollis e terris via

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La luna brillaba con intenso fulgor, alumbrando a los dos cuerpos que se unían a través de un acto de intimo afecto. Mientras ambas figuras compartían un tierno y profundo secreto desde el fondo de sus corazones, sus almas bailaban al compas de las encantadoras notas que propinaba el bosque. El paisaje acompañaba el momento teñido de irreales colores, y a ese mágico sentimiento. Y es así como se extendió el momento hasta que ya ninguna de las dos amantes pudo someterse a la falta de oxigeno.  

Sus respiraciones agitadas resonaban por el cielo, y cuando ambas respiraron se sumergieron nuevamente en otro beso. Esta vez más apasionado que el anterior, cargado de un sentimiento de deseo inexplicable.

Cuando la falta de aire se volvió inexorable ambas se separaron, quedando en un rotundo silencio. Atsuko por su parte estaba sintiendo un mar de emociones, incomprensibles pensamiento corrían de aquí para allá en su interior, pero por más que trataba de encontrar una respuesta a lo que había pasado no la encontraba. Cuando recordaba aquel beso quedaba completamente en blanco.

La pelinaranja por su lado sentía que su corazón iba tan rápido que en cualquier momento se le escapaba, para ella esta era una escena que solo en sus más profundos sueños habían ocurrido, parecía tan irreal. Que probabilidad existía que la castaña le respondiera un beso, que posibilidad existía que Atsuko correspondiera a sus sentimientos. Definitivamente era casi nula, pero pasó. La maga que tanto ansiaba le había correspondido. Pero, ¿y ahora qué?

Al venir está interrogante a su cabeza Amanda quedó pasmada, aunque había pensado en declarar sus sentimientos y en cómo sería tener una relación de algo más que amigas con la castaña, jamás se había atrevido a actuar y ni siquiera se había puesto en la situación de que pasara algo. Entonces, ¿qué se supone que debía hacer ahora?, ¿declararse, pedir disculpas, correr? En esos momentos solo quería que la tragara la tierra.

Mientras Amanda estaba siento arrastrada por sus pensamientos Akko se decidió a tomar la iniciativa, aún cuando ella no entendía mucho más que la pelinaranja.

— Akko: Entonces... yo no sabía que te gustaban la chicas. (Piensa). "J*der, j*der, es un pésimo comienzo. Atsuko Kagari siempre metiendo la pata, siempre."

— Amanda: (Nerviosa). Bueno, te dije que hay muchas cosas que no sabes de mí.

— Akko: (Bajando la mirada). Bueno, no pensé que ocultaras cosas tan grandes.

— Amanda: (Fría). En primer lugar no oculte nada, tú nunca preguntaste. Además, no tengo porque publicarlo abiertamente, los heterosexuales nunca "salen del closet". Por qué si te gusta el mismo sexo es una obligación tener una "charla". Yo no te debo nada.

— Akko: (Molesta). Entiendo tu punto, estás en todo tu derecho de decir, hacer y que te guste lo que se te de la gana. Pero, en el momento que me robaste un beso me involucras te en tus acciones, y por respeto hacía mí me debes una explicación.

— Amanda: Yo no sé si te quiero explicar. Es complicado, además tengo miedo.

— Akko: (Poniéndole una mano en el hombro de Amanda). No hay forma fácil de llegar a las estrellas desde la Tierra.

— Amanda: (Sonriendo ligeramente). Supongo que tienes razón. Solo te pido un poco de tiempo.

— Akko: Está bien. Entonces, ¿por qué no volvemos a la habitación?

— Amanda: No vamos a volver caminando, estás con los pies descalzos.

— Akko: ¿Entonces cómo piensas volver? No tenemos nuestras escobas y no traje mi varita.

— Amanda: Si tuviera una varita tampoco te serviría de mucho, no sabes recitar un hechizo de teletransportación. Yo traje la mía, dame un momento.

— Akko: Tú tampoco recuerdas el hechizo, ¿verdad?

— Amanda: (Roja). Claro que lo recuerdo, solo estoy... pues estoy...

— Akko: (Risueña). No lo recuerdas. — Atsuko sostiene la mano de Amanda en la cual tenía su varita agarrada, se acerca suavemente a la pelinaranja. Entonces, le susurra al oído dulce y lentamente el hechizo, mientras más avanzaban las palabras hacía el oído de Amanda, el calor en su cuerpo más crecía. Así ambas volvieron a su habitación en un parpadeo.

— Akko: (Soltando la mano de Amanda).  Buenas noches, Amanda.

La castaña sin decir nada más y sin esperar respuesta de la muchacha, se acostó en la cama y se durmió. Amanda por otro lado, se sentó en su cama. Antes de que el sueño la invadiera susurro suavemente un "buenas noches, Atsuko".

La noche pasó y el sol salió para iluminar las hojas del bosque y a las criaturas que lo habitan. Cuando Amanda se despertó estaba acostada sobre la cama y tapada. Se dio vuelta para mirar la cama de la castaña, pero esta se encontraba vacía y tendida.

— Amanda: (Suspirando). Era obvio que las cosas iban a cambiar, no sé porque me sorprendo.

La pelinaranja se levantó y se arregló, salió del dormitorio y se dirigió al comedor. En una mesa apartada se encontraba la castaña sonriendo como de costumbre, en conjunto con todas sus amigas y a su lado la Cavendish sonriendo en conjunto con Akko.

O'Neill se acercó a la mesa y se sentó al lado de Jasminka, saludó a todas de manera general y tomó una manzana que había dejado Constanze. Atsuko hablaba enérgicamente con Diana, aunque la última le respondía seria y cortante como de costumbre, se notaba que le prestaba más atención que antes y de vez en cuando le sonreía.

Akko miraba de vez en cuando a la pelirroja, pero al ver que sus miradas se cruzaban la apartaba rápidamente. Aunque Amanda se notaba molesta y Atsuko enojada o lo disimularon bastante bien, o las demás estaban tan inmersas en sus cosas que no le prestaron atención.

De repente la escena fue interrumpida por la peliplateada, quien sacó un mapa y un triptico. Antes de que alguna de las presente pudiera preguntar de qué se trataba comenzó a hablar. — Perfecto, ahora que estamos todas les mostraré la ruta que he establecido para la semana de viaje. He elegido los lugares más ricos en sabiduría para nuestros estudios. Primeramente, iremos a uno de los bosques llamado...

Amanda quien se iba a parar enojada por la imposición de la Cavendish, se detuvo en seco a ver que Sucy sacaba un extraño frasco y lo servía en un vaso. Se trataba de una mezcla pastosa y burbojeante, de un color muy opaco, que a la vista resultaba horrendo.

— Sucy: (Con una sonrisa siniestra). Oye Diana, por qué no pruebas esta nueva pócima que hice. Los conocimientos los saqué de la larga tradición de mi familia pero la he modificado un poco, sirve para dar una mayor retención de información en un lapso mediano de tiempo. Ya que tú eres la más inteligente y sabia del grupo, pensé que podrías comprobar sus efectos.

Aunque Diana no iba a aceptar probarla por lo mal que se veía, el último elogio que le hizo Sucy la convenció. — Creo que tendré que probarla, puesto que en este grupo dudo que alguien ponga atención y tome notas para adquirir nuevos conocimientos, soy la más apta para comprobarla.

Así la peliplatada con una mano apretó su nariz, con la otra tomó el vaso y bebió el extraño líquido de un sorbo.  Todas quedaron expectantes a que buscará un bote de basura o corriera hacia los baños, pero eso no ocurrió.

— Diana: Entonces, como seguía diciendo, para el tercer día debemos pedir ayuda... debemos pedir ayuda a las... (Diana hace una pausa y se lleva la mano a la frente). Creo que en estos momentos estoy indispuesta, iré un momento a mi habitación, compermiso.

En ese momento Diana se levanta de la mesa y desaparece del comedor, el grupo de amigas queda expectante a Su y esperando que saliera alguna explicación de su boca. Sucy quien seguía indiferente ante la situación recogió el mapa y el plan que la Cavendish había realizado para su viaje.

— Sucy: Creo que esto ya no lo vamos a necesitar, por lo menos por hoy. Diana dormirá plácidamente por todo el día, así que... podemos ir a donde nos plazca.

El amor es la esencia de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora