Clare

꧁Prólogo꧂

Serían las 9 de la noche en la ciudad de Brechester. La luna brillante resplandecía en el cielo oscuro y el dulce olor de la noche se hacía ya presente en todos los rincones. La gente, terminando ya sus jornadas laborales, se estaba yendo a sus respectivos hogares y las calles se iban quedando poco a poco desiertas, dejando una sensación de soledad y frialdad.

En un callejón recóndito de Brechester, al lado de unos grandes contenedores, había una puerta semioculta por unas hiedras, que iban creciendo alrededor: de una manera majestuosa y desordenada.

A pesar de que no se podría ver la puerta a simple vista, un resplandor rojizo se asomaba por debajo de la puerta. Justo en la rendija inferior.

Nadie sabía muy bien adonde llevaba esa puerta y parecía que nadie lo iba a saber en mucho tiempo.

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Fue entonces cuando entró en el callejón un hombre de estatura media, buena condición física. De pelo oscuro y ojos grises. Tenía una expresión agresiva, cosa que la cicatriz de su cara no arreglaba. Iba vestido de colores oscuros, como si no quisiera ser visto por nadie. Con mucha decisión y grandes pasos se acercó a la puerta.

Dio tres golpes en la puerta y sonó una voz.

-¿quién?

-Yo, Escorpio

-Vale, eres tú, pasa, te estábamos esperando

Una vez abierta la puerta, le recibió un hombre parecido a él, salvo que este era rubio y algo más bajo. Ambos pasaron adentro y cerraron la puerta.

- Buenas - dijo Escorpio

-¿novedades?

-aún no

-vaya, yo creo que lo lograrás pronto

-esperemos, he venido a hablar con él, ¿sigue en la misma habitación?

-precisamente

-vale, gracias

-nada, luego me cuentas

Escorpio pasó por un pasillo largo y tétrico, hasta llegar a una habitación algo pequeña, sin ventanas, mal iluminada y con gran cantidad de humedades y grietas.

Solo había una silla enmedio, donde había un hombre atado de brazos y piernas. Con una banda en los ojos y con celo en la boca. Murmuraba lo que podía. Se le veía muy angustiado.

Escorpio cierra la puerta, se acerca a él y le retira la venda. Al verle, el hombre se altera más de lo que estaba, temblaba y por su mirada, se podía decir que sentía como si la muerte se le hubiera aparecido delante. Se le hizo un nudo en la garganta que le hizo agobiarse más por la situación

-¿estas dispuesto a hablar?

El hombre negaba con la cabeza

-tienes que hablar, sino pueden suceder cosas graves, ¿y no queremos eso, verdad?

El hombre, escuchado esto, empezó a moverse bruscamente

-si te quedas quieto y hablamos tranquilamente podrás irte antes.

Ante ello, se calmó un poco. Escorpio se acercó y le quitó el celo. A lo que el hombre soltó un pequeño grito de dolor

-bueno, vamos a empezar

-no, por favor - dijo casi llorando - ya he tenido bastante.

-aquí acabamos cuando YO lo diga

-no puedo decirte más

-mientes, ay ay. Yo sé todo de ti, incluso puedo notar cuando mientes. Así que si haces el favor, ¿dónde está?

-no lo sé de verdad. Déjame ir

-hasta que no me digas dónde mierda está, de aquí no sales, ¿oído? Así que habla o te vuelvo a dejar aquí tirado como un puto trasto viejo. ¿Me entiendes?

-de verdad que no lo séeee

Escorpio le pegó un puñetazo y el hombre empezó a sangrar. Un diente salió al vuelo del golpe y empezó a sollozar.

-Déjame por favor...no aguanto de verdad

-PUES DIME LO QUE QUIERO SABER

-Te juro que no lo sé

-MENTIROSO-le vuelve a dar otro puñetazo

-de verdad que no puedo ayudarte. Déjame ir por favor

-tú te lo has buscado

Escorpio, que vio que no iba a conseguir nada de él ese día, se dirigió al hombre y le pinchó un somnífero. Volvió a ponerle el celo y la banda. Lentamente se dirigió hacia fuera y cerró con llave la estancia.

-dile al jefe que vamos a necesitar algo más fuerte

-entendido, ¿algo más Escorpio?

-sí, que las armas estén ya preparadas para mañana

-entendido, ¿algun último deseo?

-no, hasta luego

-adiós

Escorpio salió del lugar, y se fue justo por donde entró, volviendo al oscuro callejón, y se dirigió lejos del lugar...