Clare

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Allí estaba, fingiendo ser una feliz espectadora de lo que se supone que iba a ser la gran celebración del milenio, aunque solo para estas organizaciones secretas.

Teníamos que tener absolutamente todo pensado y planeado. Cualquier mínima interferencia o descuido podría acabar con nuestro plan, o peor, con nuestras vidas.

Precisamente así, nos hallábamos en posición.

Kate me dio la señal para que empezara el plan.

Me levanté y me desplacé hacia uno de los laterales de la sala. Danielle me esperaba al lado de una mesa metálica.

-¿Lo tienes claro? - me preguntó preocupada.

-Más que claro, créeme que no fallaré.

-Más vale por el bien de todos.

-¿Tú qué harás mientras?

-No te preocupes por mí, yo sé cuál es mi tarea.

-Está bien. Voy

Y tras comentar eso, Danielle abrió la puerta que había junto a nosotras. Detrás unas escaleras bajaban hacia un sótano bastante oscuro.

Cuando di un paso hacia adelante, noté la puerta cerrándose detrás de mí. Encendí la linterna.

La tensión estaba en el aire. No podía tardar mucho.

La presión aumentaba cada segundo y apenas podía notar mi respiración.

Fue justo entonces cuando llegué al final de la escalera.

La puerta que detrás tenía el pasillo principal del sótano, o eso se suponía. Tendríamos que comprobarlo.

Con un poco de tensión abrí lentamente la puerta rezando por que todo saliera bien y no hubieran complicaciones.

Conforme se iba abriendo, iba dejando pasar la luz que estaba encendida al otro lado de la pared.

Acerqué el ojo para observar una gran sala. Tenía una decoración en tonos dorados, los cuales con algunos focos de luz brillaban con intensidad.

Junto al mármol del suelo, conseguían un ambiente elegante, distinguido y sobresaliente.

«Digno de la élite de este sitio» pensé.

Con precisión crucé el pasillo, fijándome si había algún tipo de movimiento.

Finalmente llegué a la puerta de la sala a la que tenía que entrar.

Respiré.

«Uno»

«Dos»

«Tres»

E inmediatamente abrí la puerta, dejando al descubierto el contenido de la habitación.