33. Regalo de cumpleaños

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EN CUANTO GABRIEL TERMINÓ DE SOPLAR LAS VELAS, salió disparado de la mesa, buscando a Thomas con la mirada.

¿Dónde se ha metido?

—¿Se te ha perdido alguien?

Sarah apareció delante de él. Estaba de brazos cruzados y era evidente su disgusto. Si la mirada pudiera matar, el ya estaría muerto.

—Espera —dijo acercándose hacia él—. Creo saber a quién buscas —Señaló a hacia la cocina, donde Mindy acompañaba a su madre con platos y vasos de plástico en las manos.

Cuando ella pasó a su lado, les sonrió radiantemente a ambos.

Gabriel se llevó una mano a la cara, pensando en las palabras correctas para que Sarah no se molestara más.

—Es solo una vieja amiga —dijo calmadamente.

La expresión seria de Sarah no cambio. De hecho, pareció acentuarse más.

—Claro —Comenzó ella—. Una amiga a la que le pareces divertido—. Hizo hincapié en divertido.

—Mmmh, si —contestó sin encontrar nada raro en esa afirmación—. ¿Tiene algo de malo?

—¿Sabes qué? Olvidado.

Sarah le pasó por un lado y desapareció entre la gente.

Estaba a punto de retomar su búsqueda de Thomas cuando su teléfono sonó. Era Kevin.

—¿Kevin?

Gabriel salió al porche para escuchar mejor debido al griterío y las risas.

—Gabriel tienes que venir ahora. Estoy rastreando la señal. El hacker está saliendo de Woodspring en este momento —Kevin sonaba exasperado. Algo bastante impropio de él.

—Y no es lo único —añadió—. Creo saber la forma en la que consiguió toda nuestra información. Tienes que venir ahora.

—Vale. Voy saliendo. Solo... espera.

Gabriel colgó.

—Hey.

Thomas apareció a su lado.

—¿Dónde estabas? Te he estado buscando.

—Y yo estaba a buscando a Peter, pero no lo he encontrado por ninguna parte. Seguro volvió a casa.

—Necesitamos ir con Kevin ahora.

—Espera —Señaló hacia la puerta—. ¿Y tú fiesta?

—Es lo que menos me importa en este momento.

—Lo entiendo, créeme tampoco tengo ganas de pastel en este momento, pero es tu fiesta. Todos se darán cuenta que no estás.

Justo en ese momento, Sarah venía saliendo con sus cosas en la mano y una expresión dura en el rostro.

—No te vayas —Le pidió Gabriel acercándose a ella—. Necesito que me cubras.

—¿Ahora si me necesitas? —preguntó moviendo la cabeza hacia un lado.

Gabriel suspiró audiblemente. ¿Por qué las mujeres tenían que pelear por todo y en los peores momentos?

—Sarah, no tengo tiempo para estas estúpidas peleas sin sentido. Necesito que te quedes aquí y le inventes una excusa a todos, en especial a mi mamá.

—¿Entonces piensas que es estúpido que me preocupe por ti? —Sarah se cruzó de hombros.

Sin pensarlo, Gabriel se acercó y le dio un rápido y descuidado beso para que dejara de hablar. Sus labios eran dulcísimos y su piel era lisa y olía a vainilla. Le hubiera gustado prolongar el beso, pero ya sería en otra ocasión. Libre de cualquier hacker.

GUARDAR UN SECRETO (VANDER 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora