12. Agradable visita Pt. 2

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LOUIS SUPO QUE NO QUERÍA ESTAR AHÍ desde el momento en el que puso un pie fuera del auto.

Cada parte de la casa de los Vander evocaba una memoria, un recuerdo diferente junto a Alan, y, si ya de por sí era desesperante tener que lidiar con su fantasma durante los últimos meses, estar en su casa hacía de esa tarea el doble de penosa. Había tratado de huir de la visita, pero la palabra de su madre era ley.

Como dueña de su propio bufete de abogados en Springfield, Louisa Lane aplicaba los métodos de su profesión en su vida familiar. «Negociar» era su verbo predilecto al resolver problemas con sus hijos; claro, si así se le podía llamar a lo que había hecho. Las opciones que le había dado eran ir con ella a la casa de los Vander o lavar su auto. A Louis no le hubiera molestado en absoluto hacer de autolavado, pero luego de que Garrett hubiera aceptado felizmente limpiar la piscina, a él no le habían quedado muchas alternativas. Con su hermano, los acuerdos eran más flexibles.

Así que ahí estaba, con dos personas en una misma habitación, pero tan lejos uno del otro que le causaba temblores. Socializar no había sido nunca un problema para él, pero sin Alan, el espacio en blanco entre ellos era bastante notable. Se sintió agradecido cuando Caroline rompió el silencio reinante, aunque solo fuera para hacer una intervención estúpida.

A su lado, Gabriel no la escuchó. Eso, o fingió no hacerlo.

Él se tomó un momento para hablar.

—¿Y qué se supone que debemos decir? —preguntó con voz serena y sin apartar la vista del juego.

Las palabras en ese momento le parecían vacías, sin sentido.

—No lo sé, pero es la primera vez en un año que estamos los tres en una misma habitación, y la tensión puede cortarse con un cuchillo —respondió Caroline como si fuera algo muy obvio.

—¿Y qué esperabas? ¿Una fiesta de bienvenida? —intervino Gabriel sin perder la concentración. Era la primera vez que hablaba desde que él había llegado. Al parecer, estaba escuchando.

Caroline abrió la boca mostrándose evidentemente ofendida.

—No espero nada y menos de ti —dijo con los brazos cruzados—. Solo me gustaría que dejaran de actuar como si no pasara nada.

Louis se tensó en su asiento. ¿A qué se refería?

Percibió a su lado que Gabriel también había perdido la concentración. Estrelló su Camaro en una curva cerrada y maldijo por lo bajo.

—¿Algo como qué? —preguntó dejando caer el control en el mueble, visiblemente afectado por las palabras de Caroline.

Su voz ya no sonaba tan altanera como hacía unos segundos y Louis pudo adivinar que bajo su careta de indiferencia había solo un niño consternado.

—¿De verdad van a actuar como si no lo supieran? —preguntó Caroline.

—¿Saber qué? —preguntó, a su vez, Gabriel, sin entender nada.

Louis iba por el mismo camino hasta que se hartó e intervino en aquel desastre de conversación.

—¿Pueden dejar de responder sus preguntas con otras preguntas, por favor?

—Tú también acabas de hacerlo —dijo Caroline rodando los ojos.

—¿Saben qué? Esto... no va a ninguna parte. Me voy de aquí —dijo Louis levantándose del sofá.

Gabriel estaba haciendo lo propio cuando Caroline habló de nuevo.

—Me refiero a lo de Alan hoy en el teatro del instituto y a...

GUARDAR UN SECRETO (VANDER 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora