Cinco .

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—¿Cómo dormiste anoche? — preguntó mientras se tomaba un mate en la mesa, el reloj marcaba las 07:28 am. Aún no era hora de comenzar mi rutina diaria.

—Todo tranquilo. — Concejo número 1 para mentir como un profesional: da detalles innecesarios. —Aunque tuve pesadillas toda la noche.

—Qué mala suerte. —Dijo poco interesada, mientras se cebaba otro mate. Aún así, proseguí con detalles inventados. Entre más mejor.

—Arañas... ufff, me picaban. —Federika sacó su celular — Por todo el cuerpo. —Me ignoró por completo. —¡Arañas horribles! —me miró algo molesta por levantar la voz. —casi me levanto llorando a buscar el repelente.

—Qué...interesante. — Musitó y se fue a la habitación con su termo bajo la axila y su mate en la mano izquierda. Si, era bastante forra conmigo. Pero no me molestaba para nada. Si era honesto, hasta me gustaba qué me trate de esa manera. Me recordaba a Tom. Al nuevo Tom, al actual. El cual me forreaba de tal forma que no se gastaba en dirigirme la mirada.

Se notaba que compartían sangre.

Y menos mal que lo hacían, porque así lo extrañaba un poco menos.

[...]

—¿Vas a seguir ignorándome Pedro? — Lyn acarició su bigote ficticio y le dio la espalda a Delfina. —¡Por favor, no ignores a tu mujer!

—¿Mujer? ¡¿Acaso te haces llamar mi mujer?! — Lyn se dio la vuelta, y cuando lo hizo, con su pie movió la página de su guion sobre el suelo.

—¡Ay Lyn por favor! "¡¡Una mujer que me mintió desde el momento que la conocí!" y te sales de escena! —Lyn puso sus ojos en blanco.

—¡Es un ensayo mujer, todavía no me lo sé!

—¡¿Cómo podes no sabértelo si hasta yo se me tus líneas estúpidas?!

Ambas comenzaron a gritarse cosas, gracias a dios que Lyn tenía su traje de señor y Delfina su peluca rubia, si no, no podría diferenciarlas.

Hoy era viernes, y los viernes, Georg solía rendir exámenes orales, por eso hoy tuve que cuidarlas yo.

Federika pasó delante mío riendo por lo bajo mientras mandaba un audio.

Bueno, nosotros.

Aunque Federika no hacia más que mirar el celular, tomar mates, reírse, y encerrarse en el cuarto. Yo al menos corroboraba que las niñas no se asesinaran mutuamente. Aunque tenía más miedo de que me mataran a mi que a otra cosa.

[...]

Eran las 05:00 am. Me asomé por la ventana del baño, mi nuevo refugio. Era pequeña, el baño era pequeño, cómo toda la casa en general. Mi ex habitación era más grande que todo el lugar en su conjunto. Pero era un techo, un techo con comida, y era el lugar donde Tom había crecido.

Eso me daba reconfortaba de cierta manera, me hacía sentir menos solo, a pesar de que nunca había estado tan solo en toda mi vida.

Largué el humo del cigarrillo para afuera. Estaba fumando de más. Federika fumaba lo que se le cantaba, entonces me daba cigarrillos. No le importaba que su tía me exigiera dejarlos, tampoco le importaba mentirle sobre el tema. Y eso a mi me venía de diez.

Power, guns and Control- Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora