Siete.

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Me miró, cerró sus ojos con una media sonrisa, comenzó a acercarse a paso lento hasta mi cama. Abrió los ojos de forma normal, para mirarme de forma fija.

-¿Cuándo te vas a ir? -Preguntó, inmóvil, mirándome de una forma imponente. Fruncí mi ceño.

-¿Importa?

-No eres muy bien recibido por la comunidad... -Mierda. -Por no decir qué todos te detestan...

-Jonas...

-Y creen que sos un imbécil. -Le miré y sonrió.

-No puedo irme. -Declaré.

-Y yo no puedo dejar que te vallas. -¿Todavía me necesitaba? -Necesito de tus dotes...

-Ya maté a todos tus deudores...

-Menos de la mitad tenían el dinero qué necesitábamos.

-No creí que...

-¿Te estoy dando comida? ¿Un techo? -Me senté de forma correcta sobre la cama, sintiendo punzadas en el lado izquierdo de mi pecho, bajé la mirada algo confundido. -Vamos esta noche a robar a los Vinci.

¿Qué? ¡¿A los Vinci?!

-Mi hermano está haciendo una reunión con tus subordinados, y tres de los nuestros. No somos muchos, pero será suficiente, te tenemos a ti.

-¡No! -Grité tomándolo del brazo al verlo con intenciones de irse. -¿Cómo vás a organizar algo tan complicado en tan pocas horas?! -Alzó una ceja ofendida.

-Noa lo organizó.

-No me importa. Lo Vinci tienen los mejores prostíbulos de la ciudad, no podemos simplemente entrar y...

-Me lo debes. -Me cortó. Y bajé la mirada, la impotencia que me provocaba toda mi situación actual solo me daba más y más ganas de pegarme un tiro en la cabeza.

-Sólo te pido qué no incluyas a Sasha en esto... ella no tiene muchas habili...

-Sasha ya debería estar enlistada para estos momentos. Sasha y León son tus subordinados. Donde tu vayas, ellos irán con vos. -Mierda, mierda, ¡Mierda!

-Vístete. -Me ordenó, soltándose de mi mano a la fuerza. Se fue hasta la pared, reposándose en ella, y mirándome con cierto recelo. Le ignoré, y me levanté de la cama, sintiendo la punzada en mis costillas partirme en dos.

-Mmrrrggh... -%-Jadeé y me tuve que sostener con el respaldar de la cama para no caer. Levanté mi remera para ver mi cuerpo, encontrándome con moretones increíblemente enormes. Desvié la mirada hasta sus ojos, aun prepotentes, serios, y demandantes.

-¡¿Qué mierda me hiciste?! -Lo fulminé con la mirada, tratando de no destrozarlo a golpes con la mirada. Quería asesinarlo.

-Actuaste sin mi permiso, mi gente no tolera la poca disciplina. Yo no tolero la poca diciplina.

-Vamos Tom, dejaste en cama a uno de mis hombres...

-Un hombre qué quería matarte. -Me defendí, volviendo a sentarme en la cama. Observé los analgésicos que Sasha había dejado para mí. Necesitaría una caja entera de esos para olvidarme del dolor.

-Mi hombre, mi compañero. Tom, sabes bien qué no puedes actuar cómo se te de la gana. No en este lugar. -Llevó una mano a su bolsillo. -Te hace falta que alguien te corrija en esta vida. -Y de ella sacó una bolsita y la tiró por el aire. La agarré por pura inercia, al ver el polvo blanco en ella supe de que se trataba.

-¿Qué se supone que haga con esto? -Pregunté, presionando con bronca la cocaína entre mis manos.

-No puedes pelear así, y nosotros partimos en media hora. Sos nuestro asesino estrella. Si no vas, no creo que podamos pasar ni la entrada de ese lugar. -Se dio media vuelta y se dirigió hasta la puerta, frenó, iba a decirme algo, pero sus pasos siguieron hasta salir fuera del lugar.

Power, guns and Control- Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora