Nueve.

42 8 8
                                    

—¡¿No quieren festejar?! —Gritó Jonas, con una botella de whiskey en mano y con el arma que tenía en la otra le apuntó en la cabeza a la prostituta. —De todas formas, nadie va a usarlas nunca más.

Varios de mis compañeros gritaron obscenidades de forma desesperada. Había olvidado el pequeño detalle de qué violaban a las mujeres antes de matarlas. Le di una mirada rápida a aquel deplorable prostíbulo, ¿Se podía llamar violación si se trataba de poseer a mujeres que se dedicaban a ello?

Sasha entró al lugar con las bolsas de las armas robadas. Si, Jonas también nos obligaba a robar las armas de los hombres muertos. Según él, se hacía ganancia con eso después.

—Mierda qué está pesado. —Arrastraba el bolso con ambas manos y, aun así, lo movía con dificultad. Le quité el bolso de las manos, cargándolo por ella.

—Puffff. —Bufó Carlight abrazando a Sasha por los hombros. —Asique quedamos tu y yo cachorra... ¿Jugamos un partido de cartas?

—¿Pero... —Sasha paseó los ojos por el lugar—...a donde van todos? —Todos se estaban se estaban retirando con una puta en brazos.

—A divertirse, ponele. —Carlight me miró algo confundida. —¿No vas a ir Tom?

—No seas estúpida. —Respondí.

—¿Qué? Antes solías divertirte con ellas antes de matarlas... — Sonrió de forma lasciva. —Solías disfrutarlo tanto qué podía oírte gemir desde lejos...

—Cállate. —Dije, frunciendo mi ceño, tenía ganas de romperme los huevos. Sasha me miró con cierto miedo. —No la escuches. —Le dije, cruzándome de brazos y apoyándome en la pared. Al ver a Carlight con intenciones de hablar, clave mis ojos filosos en los suyos.

—¿Estas de mal humor Tom? —Se paró frente a mi, sonrió y puso sus manos sobre mis hombros. — ¿Aaaaaaaaalguien está de mal humor hoyyyy? — La mire con cierto asco por atreverse a tocarme. —Puedo ayudarte a cambiar ese humor... si me dejas... puedo hacerte ver el cielo.

Clavé mis manos en sus brazos bajándoselos de un golpe seco. Me miró algo confundida, y pareció enfurecerse.

—Piérdete. —Le dije, y cómo respuesta sacó un cigarrillo y comenzó a fumarlo.

El grito desgarrador de una mujer se escuchó a lo lejos.

Apreté mis dientes con fuerza, sintiendo la rabia crecer de forma lenta.

—¿Qué fue eso? —Preguntó Sasha algo aterrada, e inconscientemente comenzó a caminar hacia la habitación donde había salido el grito desgarrador. La sujeté del brazo y tiré de ella para detenerla, me miró sin cambiar la expresión.

—No te conviene ir. —Le advertí, por su propio bien. Ella era una mujer, y las mujeres en general solían traumarse con esos temas. Se quedo viéndome boquiabierta. —Te prohíbo ir. —Parecía no entenderme. —Es una orden.

La imagen de Bill se cruzó por mi cabeza.

A decir verdad, es bastante traumatizante ver a alguien en esas situaciones...

La imagen de Nikolái con Bill se cruzó por mi cabeza.

Las situaciones de abuso no son para cualquiera.

Fruncí el ceño, sintiendo cierta rabia por lo que tenía que tolerar. ¿De repente me importaba lo que les pasara a esos cadáveres? Si, esas mujeres ya figuraban cómo muertas en mi cabeza, porque mi trabajo era matarlas una vez que todos ahí hubieran descargado sus necesidades en ellas.

Power, guns and Control- Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora