DIEZ - TEQUILA

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CAPÍTULO DIEZ

TEQUILA.

Qué tan loco sería
Si yo fuera el dueño de tu corazón por solo un día
Si nos gana la alegría, yo por fin te besaría
¿Qué pasaría?
Podría ser entre ella y yo, ¿quién ganaría?

PAREJA DE AÑO - MYKE TOWERS y SEBASTIAN YATRA

–¿Vendrá?

Veo como Luke se mordía la uña del dedo mirando impaciente la puerta de la pequeña sala de ensayo.

–¿Charlie ahora se echó novio y se olvidó de nosotros?

–No seas imbécil, Cook y comienza a hacer eso que haces con los palitos.

–¿Con cuál de todos los palitos, muñeca?

Arrugué mi nariz con asco.

Estaba por enfrascarme en una pelea con Cook cuando la puerta se abrió de golpe y ¿cómo no? William apareció seguido de Charlie y Alexina, un poco más atrás, con los hombros hundidos y cara de pánico.

–¡Al fin la princesa Charlotte se dignó a venir con nosotros!

Cook estaba ganándose un puñetazo de mi parte. ¿Por qué no podía ser un poco más como Jake que nada parecía inmutarlo en absoluto?

–Y...

–Cállate, Cook.

Nadie se enteró qué quiso decir Cook porque fue interrumpido por Jake. Modulé un gracias y él sólo asintió en mi dirección. Ojalá el mundo esté lleno de chicos extraños y pacíficos como Jake.

Volví mi vista a los recién llegados. William tenía planes de quedarse porque se acomodó en una silla. Charlie se sacaba su cartera y abrigo y Alexina seguía ahí parada.

¿Por qué busqué a Ares con la mirada? ¿Por qué William sí estaba y él no?

Me dirigí a Alexina y tomé su mano. Ella levantó la vista y me observó con los ojos muy abiertos y pude ver que éstos estaban cargados de muchas emociones, expectativas y miedo. Miedo a lo nuevo, a lo desconocido. No pude evitar compararla con esos animalitos miedosos de ruta que se encandilaban con las luces de los autos.

–¿Empezamos?

Ella sólo asintió. La llevé hasta la tarima aún de la mano. Ahí, recién cuando estábamos las dos frente a los micrófonos, la solté. Luke a nuestro lado se ponía la banda del bajo.

–¿Lista? –le preguntó. Ella lo miró como si Luke fuese una especie de ángel caído del cielo. Ante sus ojos, sólo le faltaban las alas. –Naciste para esto Alexina. Recuerda eso.

Lo dijo bajito, para que sólo ella lo escuchara.

Recién ahí relajó su cuerpo y sonrió.

Nada que ver a las sonrisas que su hermano iba regalando por la vida. La de ella estaba cargada de calidez.

Charlie aplaudió emocionada cuando terminamos. El reloj marcaba las siete de la tarde. Siete de la tarde de un domingo, ¿había algo más triste que un domingo a las siete de la tarde?

Aunque aún no la conocía de nada, mis cuerdas vocales sí parecían ser amigas de Alexina. Nuestras voces habían nacido para cantar juntas. Su voz contrastaba a la perfección con la mía y juntas, hacían magia.

Levanté mi mano para chocar los cinco. Parecía aliviada y menos tensionada que cuando había llegado. Tardó en reaccionar pero cuando lo hizo, su apretón fue seguro. Nuestras manos quedaron suspendidas un segundo en el aire.

CONSTANTE [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora