DIECINUEVE - JAMÁS PENSÉ EN ALEJARME DE TI

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CAPÍTULO DIECINUEVE

JAMÁS PENSÉ EN ALEJARME DE TI.

Oh, but when you're gone
When you're gone, when you're gone
Oh baby, all the lights go out
Thinking, oh that, baby
I was wrong
I was wrong, I was wrong
Come back to me, baby
We can work this out

BE THE ONE - DUA LIPA.


No había forma. Di doscientas vueltas en la cama y aún no podía dormirme. El reloj marcaba las dos de la mañana y yo no había conciliado el sueño aún.

Mi cabeza estaba repleta y amenazaba con estallarme en cualquier momento. ¿Para qué mentir? Mi insomnio tenía nombre, apellido y un arito en la nariz. Era una verdad universalmente conocida para todos menos para mí, claro, que entre él y yo, efectivamente existía un nosotros y me quería golpear la cabeza por eso.

Necesitaba la cabeza despejada para poder enfrentar lo que me esperaba al día siguiente o iba a desfallecer en el intento. Así que decidí tomar las riendas de la situación y hacer lo que debía haber hecho horas atrás. Manoteé el celular y tipeé un mensaje mientras me sentaba en la cama.

La respuesta no tardó en llegar.

Sonreí victoriosa y comencé a cambiarme. Sí, eran las dos de la mañana y el día siguiente me obligaba a estar despierta y atenta a todo pero la voz de William no paraba de resonar en mi cabeza: disfrutar al máximo cada momento y sobre todo, darle a las cosas la importancia que se merecen.

La zona de la casa de él era muy parecida a la zona de la casa donde vivía William. Lujo en cada centímetro. Cuando llegué a la dirección que me había pasado, él me estaba esperando en la calle. Detrás, se imponía majestuosa su casa repleta de columnas blancas, autos de alta gama, ventanales que de seguro dejaban entrar una luz magnífica.

Ares estaba apoyado sobre la pared de la entrada con una mano en el bolsillo de su sudadera y la otra sosteniendo un cigarrillo. No podía ver su rostro porque tenía la capucha puesta.

No atinó a acercarse aunque sabía de sobra que era yo así que terminé de estacionar el auto y apagué el motor. Apreté con ambas manos el volante pensando por qué estaba ahí, convenciéndome que era lo correcto. Si todo iba a terminar, al menos necesitaba saberlo con palabras textuales aunque resultasen tajantes.

Estúpida, ese no es el concepto de disfrutar. La voz en mi cabeza era sospechosamente parecida a la de Charlie.

Me bajé del auto y encaré mis miedos y mis ganas de saber una respuesta aunque quizá no me gustase del todo.

–¿Te tengo que enviar un telegrama invitándote a que te subas?

En ese momento pareció percatarse de mi existencia. Arrojó la colilla del cigarrillo, se sacó la capucha desacomodándose el pelo. En vez de darle un aspecto de psicópata, lo hacía ver condenadamente bien.

Tuve que aguantar las ganas de golpearme a mí misma o a él cuando lo vi sonriéndome.

–¿Por qué estás aquí? Son las –miró su reloj y luego de vuelta a mí –dos y media de la mañana.

–¿Te desperté? –pregunté sin un ápice de arrepentimiento.

–En absoluto. Te estaba esperando.

Alcé ambas cejas sorprendida. –¿Ah sí?

Se mordió el labio inferior y asintió mientras se acercaba a mí. –Lo que quiero saber es por qué viniste.

CONSTANTE [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora