22.
Día 13
Diciembre 13
Jayce Adams.
—¿Podríamos irnos de una vez?—. Farfulle en tono molesto.
Hace más de una hora que íbamos de un lado a otro, comprando una cosa aquí y otra por allá. Salir con Claris no era lo que yo llamaba diversión, pero claro que acepte porque logró convencerme con su tonto —Si vienes. No pensarás tanto en ella—. Caía tan fácil.
Era más que claro que ella no abandonaba mis pensamientos, ni siquiera con la irritante voz de Claris Adams llegando a mis tímpanos con gritos de emoción al encontrar algo que le gustaba, o simplemente quería comprar porque mis padres la querían tanto que lo último que les importaba era el dinero. —Para eso trabajamos. Para que a ustedes no les falte nada.
Era increíble como podían trabajar y aun así tener tiempo para sus hijos. Porque según yo, Claris y yo somos buenos seres humanos, no alimentamos odios o resentimientos a nuestros padres, a no ser los insignificantes que yo guardo en el fondo se mi cabezota. Admiro esa parte de ellos, un día quiero ser un padre igual de bueno que ellos.
—¡Ahhhh, Jay te gusta este...— Se detuvo en medio de su chillido de emoción.
Su rostro antes expresivo, de repente parecía vacío. Eso era raro en ella, demasiado. Chasqueé mis dedos frente a ella un par de veces, pero ni se inmutó.
—¿Qué pasa Claris?
—¿Esa no es Enot y Connor?—. Señaló sobre el ventanal de la tienda de ropa en la que ella y yo estábamos.
—Joder—. No había emoción en mi rostro.
Efectivamente Connor y Enot iban directo al cine que se podía ver desde el lugar donde Claris y yo estábamos. Ella me miró, podía sentir la mirada de mi hermana en mí, también podía observarla por el rabillo del ojo.
De pronto reaccione, luego de unos minutos con la vista molesta pegada en los jóvenes que entre risas se adentraban en el cine. Como hervía mi maldita sangre, odiaba sentirme así, pero era inevitable. Eso provocaba ella en mí, que todo lo que mantenía en orden de pronto se desmoronara, y no hacía falta ser muy inteligente para saber que el ser humano es guiado por impulsos, según las circunstancias actúa, guiado por todo menos la razón.
Mire a Claris sin expresión alguna en mi rostro. Ella solo memorizaba las expresiones en mi cara, con sus ojos azules igual a los míos, expectante, con ganas de saber que pasaría después.
—¡Nos vamos!—. Salió en voz gruesa más de lo que quería.
Soltó la prenda por la que antes chilló de emoción, no se negó solo empezó a caminar detrás de mí. Ambos fuimos al lugar donde vi desaparecer a la come libros y al idiota de Connor.
Arcajadas con pasos gigantes así fui hasta la chica con uniforme rojo y blanco con un gorro de un tazón de palomitas, que parecía ser la encargada de esa parte del lugar.
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Los Días Hasta Enamorarte [✔️]
Teen FictionLibro 1 "Todos terminan siendo seres pequeños en un mundo lleno de posibilidades" Para Enot Miller las vacaciones irían como siempre. Ella, su mejor amigo y en sus tiempos libres también su padre. Pero ¿Y si su único amigo no está? ¿Qué pasa si est...