Prólogo

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16 de Julio de 2013.

Me encontraba en mi habitación observándome en el espejo, mis ojos grises resaltaban la inocencia de cualquiera, mi radiante sonrisa resaltaba con mis grisáceos ojos.

Decidí no usar maquillaje, ya que debía parecer lo más tierno e inocente que existiera.

Acomode mi cabello rojizo dejándolo caer por mis hombros y pechos, toque mis mejillas con mis manos estas tenían un sonrojado natural que me hacia lucir jodidamente tierna, mis labios tenían un tono rosado y no tenia brillo ni labial no mis labios siempre han sido así.

Me di una ultima observada y me dispuse a salir mi habitación cruzando mi puerta de dos alas color blanca eche un ultimo vistazo a mi habitación desde el umbral de mi puerta.

Mi habitación tenía el piso con cerámica blanca, una cama matrimonial con sabanas blancas y rosas, cojines y almohadas blancas, con el tablero de la cama de madera fina, al lado de la cama había dos mesa de noche, en una tenia una lampara de noche con un despertador, en la otra una fotografía familiar y un libro que recién acabo de comenzar llamado Hush Hush, en el pie de la cama un sofá color beige, dos grandes ventanales a los laterales, con cortinas de lino blanco, las paredes color beige con retratos familiares, mi habitación tenía un televisor que estaba situado al frente de la cama y el sofá, en un extremo la puerta que conducía al baño, en el otro extremo mi guarda ropa, cerca de mi guarda ropa se encontraba mi tocador, mi cuarto contenía adornos dorados, blanco y rosa, era una habitación con una decoración sutil pero llamativa.

Tenía un balcón que daba no solo vista a mi jardín si no también a la ciudad de New York. En mi balcón había dos sillas playeras para sentarse admirar la vista, en media de ambas sillas una mesa para poner las bebida y cosas por el estilo.

Ya había tardado lo suficiente observando mi habitación ahora observaría mi atuendo un vestido a media rodilla color naranja con flores rojas y amarillas, el vestido era de tiras no era muy pegado al cuerpo pero tampoco era muy holgado. Era perfecto a mi manera de ver.

Decidida cerré la puerta de mi cuarto y empecé a caminara por el largo pasillo.

Doble un par de esquinas para llegar al pasillo indicado de mi mansión.

Mi "Casa" era gigante y alguien que no hubiera vivido hay bastante tiempo se perdería. Una vez llegue a la puerta estaba indecisa, pero espumando toda angustia y pánico decidí tocar para verificar si mi padre se encontraba en este despacho o tendría que bajar las escaleras para llegar a planta baja para ir a su otro "Despacho".

Di dos toques y luego se escucho la vos profunda y grave de mi padre detrás de aquella puerta.

— Adelante. — Dijo mi padre.

Yo trague saliva lento y decidí abrir la puerta lentamente y cargándola de igual manera.

Cuando entre observe todo a mi alrededor, el despacho de mi padre era una "Habitación" grande, las paredes eran color amarillo pastel, tenia dos ventanas con cortinas de lino dorado, tenía estanterías con libros parecía una biblioteca, tenía un escritorio con un portátil, bolígrafos, hojas, fotos familiares y uno que otro libro, un sillón el cual en este momento ocupaba mi padre y otros dos para sentarse los invitados que llegaran a aquel despacho, los sillones eran rojos, la decoración del despacho era sutil y en colores pastel nada que llamara mucho la atención.

Camine unos pasos hasta encontrarme con mi padre, el hombre al que mas quiero, el hombre que más me quiere.

Mi padre es un hombre de 50 años mas o menos pero no perdía su forma y belleza, es un hombre de pelo castaño oscuro, cejas del mismo color barba de dos días, ojos verdes claros, hoy llevaba un traje de "Negocios" con una camisa morada debajo de la chaqueta del traje. Hoy tenía una radiante sonrisa esa que siempre tenía cuando se encontraba con uno de sus familiares.

Tiempo Para Matar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora