Capítulo 10

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Como es de frustrante tragarse mis propias palabras, o en este caso mis propios pensamientos. Para poder ayudar a Nick debo volver a casa. Le envíe un Wpp a Aiden para decirle:

<< FALSA ALARMA, NOS VEMOS EN LA CASA >>

Prácticamente esas fueron mis palabras, ahora, estoy entrando a la casa que jure no volver. Ni siquiera recuerdo porque voy ayudar a Nick, ni a su familia. Oh si, ya lo recuerdo. Todo sea para que no nos maten ni a Aiden ni a mí. El gran portón se abrió y pude empezar a entrar con mis mercedes rojo pasión.

Baje del auto con mis dos bolsos y entre a la casa en silencio.

— Hasta que al fin llegas... — La voz de Robert me sorprendió, justo cuando estaba por subir las escaleras.

Voltee a verlo y le dedique una mirada de desprecio, seguida de una de las más falsas sonrisas.

— Si ¿Y? — Me encogí de hombros luego, cruce mis brazos sobre mi pecho. Era mi mejor manera de defenderme contra el enemigo. Contra el cerdo que me ha tocado como padre.

Una sonrisa aparece en su rostro, una maliciosa y malvada.

— Nada Cariño... — Recalco muy bien la última palabra. Maldito. Él ya no tiene derecho de llamarme así.

— No me vuelva a decir así, maldito cerdo — Solté sin pensarlo ni una vez. Como era de esperase me miro mal y empezó acercarse a mí.

— Cuida tus palabras hija — Luego sin decir nada más se apartó y se fue.

Suspire.

Estoy harta de él, de todos en esta casa (A excepción de Aiden) incluso estoy harta de esta mansión. Ya no quiero saber nada de esta familia o de cualquier cosa que este en ella. Por desgracia para mí, debo estar en esta casa por mínimo una semana más, por máximo dos. Yo solo deseo con todas mis fuerzas que sea una.

Subí las escaleras hasta llegar a mi horrible habitación. (Ya ni mi cuarto me gusta)

Guarde el bolso deportivo en el baño y deje el bolso negro en el perchero luego, me tire encima mi cama, deseando que, lo que reste de este día se valla más rápido que el viento.

(***)

Escuche como mi celular sonaba, sonaba, sonaba y sonaba hasta que no aguante más y abrí mis parpados, tenía pereza de levantarme a ver quién era, pero, debía hacerlo. Con toda la pereza y lentitud del mundo me levante de la cómoda cama y conteste el celular son ver quien era la maldita o él maldito.

— ¡¡Halo!! — Dije casi gritando y con fastidio.

— Buenas madrugadas a ti también... — Al otro lado sonó la voz de Nicholas. ¿Había dicho buenas madrugadas?

Mire la hora. ¡3:45 AM!

Pero... ¿Qué le pasa a este idiota?

— ¡¿Me puedes decir para que mierda me llamas a las 3:45 AM?! — Exclame molesta.

No tenía sueño, no, sé que he dormido más de 10 horas ya pero... Tengo mucha pereza y además odio que me llamen a estas horas.

— ¿Qué cómo estoy? Oh, bien gracias, no te preocupes por mi... — El sarcasmo era más que notable en su voz.

— No estoy para tus comentarios irónicos ¿Sabes? — Suspire.

Escuche un bufido de su parte en la otra línea.

— Y yo no estoy para tu mal humar. — Dijo. Fruncí el ceño, aunque sabía que no podía verme. — Terry ha aceptado — Dijo con total naturalidad.

Tiempo Para Matar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora