La vida siempre es una ilusión, algo a lo que no te debes aferrar, sin embargo es bueno apreciarla y realizar las cosas que más te gusten, puede ser arriesgado o puede ser difícil pero, pienso que el peor error del hombre es tener miedo. El miedo te transforma en la persona que nunca deseaste ser, te destruye tus sueños y te hace rendir. Por más arriesgado que sea, siempre debes seguir la voz de tu cabeza y la de tu corazón. No importa si mueres en el intento o si fracasas, lo mejor es saber que lo intentaste.
Después del mensaje de texto de ayer he decidido algo.
Si después de ir a la biblioteca regreso con vida, tomaré mi destino para ser y crear lo quiero, será arriesgado pero intentaré manejarlo, tomar el control y vivir como lo he hecho durante los dos últimos años pero a mi manera, vivir la vida que escogí de manera que yo la pueda controlar y no ella me controle a mí. Si no vuelvo con vida, tal vez me lo merezca, tal vez no pero, así sabré que desde el principio yo busque mi muerte, cabe una fosa muy profunda en donde algún día terminaré enterrada.
Los primeros rayos del sol reflejan mi rostro, la tranquilidad de las mañanas siempre me han ayudado a pensar y a decidir bien mi destino.
Retiro las sabanas de mi cuerpo y me levanto de la cama para dirigirme al baño, cierro la puerta de mi cuarto de baño y saco el camisón de mi cuerpo. Primero introduzco mis pies en la bañera y luego todo mi cuerpo lentamente. Tal vez el agua me haga pensar con más claridad.
Recuerdos, pasan a través de mi como puñaladas a mi estómago, solo que estás puñaladas van a mi mente, a mi conciencia. Los recuerdos son enemigos letales, hacen que te cuestiones, que tomes lo malo y dejes lo bello, que tomes lo bello para dejar lo malo. No se puede vivir sin momentos de infelicidad y tristeza ni sin momentos de felicidad y amor. Ambos son complementos, ambas emociones se mezclan, se juntan para formar una sola emoción. Creo que esto solo Aiden y yo lo entendemos.
El baño resulta relajador. Cuando salgo de la bañera envuelvo mi cuerpo en una toalla color azul y mi cabello en una toalla color blanco. Me acerco al lavabo y me miro en el espejo que allí se encuentra; mis ojos grises le dan vida a mi rostro. Me cepillo los dientes. El lavabo tiene un estilo de tocador, por lo cual hay maquillaje y cremas en él. Cojo una crema humectante y la aplico en mis piernas y brazos, de echo la aplico en casi todo mi cuerpo. Alcanzo una crema para el rostro y otra para las ojeras. Aplico crema en mis cachetes y la otra debajo de mis ojos. Salgo del cuarto de baño y voy directo a mi armario. De allí saco un jean oscuro, una blusa de tiras color rosa coral y unos tacones negros.
De mi perchero cojo un bolso de cuero negro y lo pongo encima de mi cama. Me dirijo al tocador de mi habitación y me maquillo, aplico base y un labial rojo a mis labios. Con el secador seco mi cabello y luego hago unas ondas en las puntas de mi pelo; me aplico un poco de colonia de aroma a fresa y luego, voy directo a mi baño de nuevo.
En el baño, en un rincón de él hay una caja fuerte, oculta por la pintura de un ángel caído que compre hace año y medio. Lentamente voy poniendo el cuadro en el suelo, veo la caja fuerte y saco una SIG-SAUER P220. Mi mejor pistola. Luego, saco la chequera bancaria que tengo. Saco todas mis joyas y mi maletín de dinero.
Dejo la caja fuerte vacía. Tan vacía como yo estoy.
Meto el arma a mi bolso al igual que mi chequera y mi tarjeta de crédito. Las joyas las meto en mi bolso deportivo al igual que el maletín de dinero. Nadie sospechará si lo llevo conmigo. Busco otra arma esta es una GLOCK 17 (G17) y la meto en mi bolso deportivo.
Me he asegurado muy bien que mi rostro no muestre el puño que el asqueroso de Robert ayer me propino.
Cojo mi móvil de la mesita de noche y le envió un mensaje a Aiden.
ESTÁS LEYENDO
Tiempo Para Matar ©
RomanceEl amor es un campo de batalla y Emily Blackwell no esta lista para afrontar ese peligro. Amor... Tal vez años atrás hubiese sido agradable esa palabra para Emily, ahora solo la dejan con ganas de vomitar. El amor es un intruso en su mundo, que te...