HAZME SENTIR QUE ESTAS AQUÍ [RIVAMIKA]

CAPITULO 6: TRATO

Cuando Levi despertó, lo hizo de golpe y mirando por todos lados, este se encontraba todavía en el suelo. Ni siquiera se había cambiado de ropa, se paró rápidamente y notó que la cama estaba vacía, entonces recordó lo que había pasado el día anterior y lo que había conversado con Mikasa en la noche.

- ¡Mikasa! – la llamó – Mikasa ¿Dónde estás? – bajó rápido las escaleras para buscarla en la cocina, tenía la esperanza de que lo ocurrido esa noche no hubiese sido real y que solo fue producto de un mal sueño.

Debía haber sido eso, y todo lo que había platicado con ese extraño ser no fue cierto, Mikasa estaría como antes, ya era otro día, por lo tanto, ella estaría en la cocina preparando el desayuno para ambos. La volvió a llamar, pero ella no respondió y al entrar a la cocina la vio de espaldas. Estaba sentada leyendo una de las revistas que guardaban en el cajón de la alacena.

- Mikasa – le dijo alegre para luego tomar su hombro y llamar su atención, solo para que su rostro cambiara a una de total decepción al notar nuevamente el aura en su joven esposa.

- ¿Qué sucede? – preguntó con desdén volviendo a su lectura

- Nada, creí por un momento que mi esposa estaba aquí – agachó su mirada y se sentó frente a la mujer

- ¿así?, pues aquí esta – se refirió si misma

- Solo su cuerpo, no es lo mismo, yo la quiero devuelta

- Como sea... la tuviste todo el tiempo anteriormente y nunca le hiciste caso, no entiendo ahora la desesperación por su presencia – y es que, al estar en contacto con sus recuerdos, sabia como se sentía cada día desde que Levi la trataba con indiferencia.

- Tsk – chasqueo la lengua disgustado, pero de inmediato dió un largo suspiro de resignación contemplando el rostro de la mujer que estaba bastante concentrada en el contenido de esa revista – oye – la llamó

- Mm? – dijo a manera de respuesta

- ¿dormiste bien?

- Si, gracias, nunca me había sentido tan cómoda, ni siquiera sé por cuanto tiempo dormí

- Por cierto... ¿Qué estás leyendo?

- Ni idea, solo estoy viendo las imágenes – comenzó a reír – en realidad estoy aprendiendo a entender esta clase de escritura, gracias a las memorias de esta mujer puedo comprenderlo y es muy interesante

- No vuelvas a referirte a Mikasa como "esta'' mujer – lo dicho por la azabache lo molestó mucho

- Yo hago lo que quiero y puedo referirme a ella como se me dé la gana, además, siento que hay cosas de las que me estoy perdiendo en este lugar.

- ¿hasta cuándo? – preguntó agobiado - ¿hasta cuándo piensas estar aquí? No sé si pueda soportarlo

- Ya te lo dije, no me voy a ir hasta sentirme satisfecha

- ¿y cuándo será eso?

- No lo se

- Te lo pido – se paró bruscamente y se acercó a ella con desesperación – haré lo que sea, pídeme cualquier cosa, pero vete de aquí y devuélveme a Mikasa

- Lo habíamos discutido anoche, no pienso seguir con esta conversación – lo estaba ignorando

- ¡¿Qué es lo que quieres?! – preguntó más alterado – ni siquiera sé por cuanto tiempo estarás aquí

- Está bien, pero no vuelvas a levantarme la voz, eres molesto; si me ayudas a sentirme viva y disfrutar de todo lo que este mundo puede ofrecerme, te prometo que me iré en cuanto quede feliz.