Siempre fui una persona cerrada y sin ninguna expresión, nunca me gustó hablar más de lo debido y tampoco traté de expresar lo que siento. De alguna manera me hacía sentir incomodo el tratar con las demás personas, en especial con aquellas que se la pasan hablando y trataban de según ellos, darme ánimos.
¿ánimos de qué? – me preguntaba – yo no necesito sentirme animado, jamás lo necesité o al menos no lo quise – eran los pensamientos con los que justificaba mi comportamiento tan cortante y huraño hacia los demás. Tal vez fueron las circunstancias que viví desde pequeño. Nunca elegí la soledad, más, sin embargo, siempre me encontraba solo, aunque eso estaba bien para mí.
Mi padre, o como quiera que se le llame a una persona que lo único que te dio es parte de la vida, nos abandonó cuando mi madre me tuvo. Después supe por ciertas conversaciones, que él se fue a formar una nueva familia en algún lugar lejano. Mentiría si digiere que no me dolió, aun así, todavía tenía a mi madre, quien, a cada rato, se enfermaba. Había días los cuales se la pasaba en cama, yo debía hacerme responsable de mí mismo, desde hacerme el desayuno y también el de ella, hasta buscar algún ingreso extra para comprar medicamentos. No tenía amigos, lo que significaba que era presa fácil para los demás mocosos estúpidos que lo único que hacían, era hacerme la vida imposible. Tuve que aprender a defenderme desde muy temprana edad.
Teníamos otros familiares, pero nunca entendí el por qué no nos ayudaron en nada. Desde ahí, supe, que no podía contar con nadie. Los años transcurrieron y con ellos, la salud de ella empeoró, hasta que un día, partió dejándome completamente solo y roto.
Antes de que eso sucediera y en sus últimos días de vida, me hizo prometerle que buscaría la forma de seguir adelante, además de que, encontraría la felicidad. Tenía catorce años cuando ella se fue, nadie estuvo conmigo esos días grises y melancólicos, pero eso no me importó, nunca necesité de alguien más, ya me había acostumbrado a la soledad.
Tal y como lo prometí, pude hacerme de una profesión, fue difícil, lo admito, pero entre el estrés del estudio y el trabajo de medio tiempo, lo logré. Probé en diferentes trabajos debido a que me era difícil ejercer mi carrera, estuve de un lado a otro, hasta que un par de años después, tuve la oportunidad de ser profesor de finanzas en un instituto importante, pero con mocosos insoportables. Al menos en ese sitio enseñaría lo que realmente aprendí, además la paga era buena.
No obstante, las actitudes de todos en esa escuela me hacían querer romperles la cara, ya que, algunos profesores eran unos ineptos, otros llegaban a deshoras y el director no tenía la suficiente autoridad para hacer cumplir las normas – por dios – pensé – y eso que se trata de uno de los mejores institutos a nivel nacional.
Obviamente eso provocaba que los alumnos hicieran lo que se les diera la gana, y por supuesto eso me molestaba más de lo debido. Lo único que podía hacer era chasquear la lengua por el disgusto. Había momentos en los que perdía la paciencia y era yo quien detenía peleas o sorprendía a alguien haciendo algo indebido; eso hizo que al menos, a mi si me respetaran.
Un día, una persona llamó mi atención, una alumna nueva, una chica cabello negro y mirada profunda. A simple vista, contrastaba con los demás, ya que, su vestimenta era bastante excéntrica, además que, ella no pertenecía a ningún tipo de familia rica o poderosa como la mayoría de esos mocosos odiosos. Al investigar un poco más, me encontré con su expediente, por el que me enteré de que ella era la única a quien esa escuela admitió por ser buena alumna y le dio facilidades para que terminara sus estudios.
Aunque quedé ligeramente interesado en eso, no le presté mayor atención y me dediqué a seguir con mi trabajo. No obstante, había días en los cuales, me tocaba presenciar cómo era atacada física o verbalmente por sus compañeros, los cuales eran unos oportunistas por molestarla en grupo. Aun así, ella se mantenía firme y con un semblante de resignación. Traté de acercarme a ella, pero, al irla a buscar, ya no estaba. Hasta que un día, las cosas se salieron de control y fue ahí donde no pude más y exploté.
ESTÁS LEYENDO
HAZME SENTIR QUE ESTAS AQUÍ [RIVAMIKA]
FanficLevi Ackerman, una persona sumamente responsable, hombre recto y con un alto perfil laboral, considera que su vida es casi perfecta, sin embargo, a pesar de tener las características dignas de un hombre perfecto, su carácter frio y duro lo hacen alg...