Alizee.
Suelto un enorme resoplido cuando cierro la puerta.
Jacque, era realmente intenso.
Y no me refería a que lo fuera por ser desmedidamente extrovertido.
Me refería a él como tal, a una intensidad realmente profunda de su ser.
Quizás él no lo podía ver, pero yo sí era capaz de percibirlo y palparlo, emanaba tanto, que no creo que fuera capaz de reconocerlo.
Salto en mi lugar asustada por el repentino sonido del teléfono.
Me desplazo por la sala hasta llegar a él.
—Hola —digo cuando lo descuelgo.
—¿Mocosa? —responde Amber.
—¿Qué quieres? —pregunto con irritación.
—Verás, estoy... ¡No! ¡Para! —dice entre risas—. Necesito —jadea—. Que vengas por mí —se ríe.
—¿Y yo tendría que hacer eso porque...?
—Lizzie, estoy borracha y no quiero quedarme aquí. Es un lugar de mala muerte, no quiero morir tan joven —arrastra ciertas palabras.
—Bien —respondo resignada—. ¿Dónde estás?
—¿Dónde estoy? —le pregunta a otra persona—. Estoy en Sallen's, es un bar. Bájate del taxi unas cuadras antes, en unos edificios.
—No te muevas de ahí.
—Okeyyy —alarga.
Finalizo la llamada y subo a mi habitación en busca de una chaqueta para el frío y dinero.
¿Qué tan mala pude haber sido en otra vida para pagar esta pena?
Deberías dejarla tirada, de pronto así desaparece y somos felices sin ella.
Sabes bien que no lo haría.
Deja de ser tan ingenua y abre los ojos, así nos haces un gran favor a todos.
¿A qué te refieres?
Olvídalo, sigue tú camino.
Niego con la cabeza y me dispongo a salir de la casa.
Frunzo el ceño cuando veo el carro de Jacque, a unos pocos metros de distancia. Parece que le está diciendo algo a una chica, esta sube a su auto con una sonrisa.
Ah, ya.
Me giro y empiezo a caminar en busca de un taxi, tratando de ignorar la punzada que sintió mi corazón.
Cuando he avanzado media cuadra logro parar un taxi.
—¿Conoce el bar Sallen's? —pregunto antes de subirme.
El conductor asiente y yo subo en el asiento de atrás.
—¿Trabajas ahí? —pregunta mirándome por el espejo retrovisor.
—No, voy a buscar a alguien —empiezo a jugar con mis manos algo nerviosa.
Para mi suerte no responde nada y el resto de camino no hablamos más, puedo tranquilizarme un poco, pero mi corazón sigue latiendo fuertemente, no pierdo la intranquilidad.
—Ten cuidado, no es una zona segura —menciona cuando nos hemos detenido en los edificios que mencionó mi tía.
—Gracias, la tendré.
Bajo del auto y empiezo a analizar la zona.
No es muy bonita, tampoco parece ser el mejor lugar por el cuál andar sola a las once de la noche.
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Inquebrantable
Teen FictionLa música a través de los audífonos significaba todo para Alizee. Era el escape de su oscura realidad, muteaba la voz de aquellos demonios que la atormentaban durante la noche y las voces de las personas insolentes que la hacían sentirse miserable d...