Capítulo 10: Compte à rebours

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Alizee

No esperaba de parte de Jacque, el detalle de traerme desayuno. Fue algo que me sorprendió y me sacó de mis cabales.

Más, el hecho de que me dijera que tenía altas expectativas conmigo, o eso entendí cuando dijo que soñaba alto cuando se trataba de mí.

Luego de eso el momento que hubo entre nosotros fue... intenso, y aunque no quiera reconocerlo, lo fue. No puedo negar la gran tensión que sentí y el gran acercamiento que tuvimos, removió algo dentro de mí.

Algo que debía morir, no iba a volver a permitir que estos encuentros tan cercanos se dieran entre nosotros una vez más, simplemente no podía permitir que él siguiera haciéndose expectativas con algo que solo lo dañaría al final, no podía hacerle eso.

Una parte de mí quería lanzarse al vacío y experimentar por primera vez la sensación de caer, pero la racional, me hacía caer en cuenta de eso. Jamás había experimentado algo así, y realmente no sabía si esto estaba bien, mi mente no dejaba de correr pensando y analizando la situación, pero antes que querer sentir y vivir por un segundo, antes que pensar en mí, pensé en él. Yo no era experta en el tema, jamás alguien me había insistido de esta manera tan apasionada, pero a lo que quisiera llegar Jacque, no alcanzaría a abordar en ese tren.

Yo no iba a permitirle ir más lejos, porque conocía la magnitud del caos que era mi alma y no iba a dejar que él se fundiera en esa tormenta.

Ni él, ni nadie.

No iba a hundir a nadie conmigo, no quería que nadie me salvara, prefería quedarme en este hoyo sola, que traer a alguien conmigo.

Agradezco a Leo, por haber entrado en el momento que lo hizo. Si no hubiera interrumpido, no sé hasta donde habría llegado Jacque, porque sinceramente en ese momento, cuando me tenía sujeta y me miraba, no podía pensar claramente. Estaba tan abrumada por su presencia, era como una fragancia que me atrapaba y me consumía, como una droga. Y las barreras que existían en mí, habían caído ante él.

En este momento deseé con toda mi alma el tener una persona en quien confiar y poder hablarle sobre todos las emociones tan raras y desconocidas que estaban azotando contra mi corazón.

Suspiré un poco frustrada por todos estos pensamientos, mis únicas crisis se basaban en lidiar con Amber, el trabajo y eso que tanto me atormentaba. Ahora resulta que tenía otra para agregar a la lista y hasta tenía nombre, Jacque.

Con esta frustración en la cabeza decido salir a tomar un poco de aire, quizás así mi mente se oxigena un poco y pueda concentrarse en la pintura. Hacía unos minutos que no me fluía y no quería arruinar lo que ya llevaba hecho; la música atrás sonaba como un ruido muy lejano e incompresible. Ni siquiera ella era capaz de sacarme de esta burbuja de pensamientos.

Me quito el delantal y con una toalla, limpio la pintura que tengo en las manos. Lo dejo a un lado y tomo mi celular con los audífonos dispuesta a salir.

Llevaba ya más o menos un mes en la galería y solo conocía la parte administrativa, donde estaba mi cuarto de trabajo y la recepción de servicios. No había recorrido más el lugar y sinceramente, me había entrado curiosidad por conocerlo y eso haría, o por lo menos alguna parte del lugar.

—Hola Ali —saluda Nelly con una gran sonrisa.

—Hola Nell, ¿Qué tal todo? —pregunto cordialmente.

—Bien, ¿y tú? Hasta acá se escuchaba el regaño del señor Rousseau con Jacque —comenta con gracia.

Yo frunzo el ceño.

—¿Por qué lo regañaban? —pregunto curiosa.

—No lo sé muy bien, pero creo que fue porque los dos salieron juntos y tú llegaste primero. Él apareció mucho tiempo después —se encoge de hombros—. Yo no lo vi llegar, estuve en exhibición gran parte de la mañana. Llegué justo a tiempo para presenciar el show —suelta una baja risa.

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