Capítulo 03: Inonder

102 10 3
                                    


Alizee

El sonido del timbre en mi oído era seguido de un incontrolable palpitar de mi corazón. Si no contestaba, no tendré oportunidad de hablar con él hasta dentro de quince días, una vez más. Cierro los ojos desesperanzada y con mi corazón arrugado.

—Alizee... —una voz ronca suena a través de la línea telefónica.

Mi corazón se emociona, pero a la vez se quebranta.

—Papá —respondo en un jadeo y con mis ojos amenazando soltar lágrimas en segundos—. ¿Cómo estás? ¿Estás comiendo? ¿Por qué te demoraste en responder? —ataco con preguntas.

—Bien princesa, estaba en el baño cuando me dijeron que llamabas —tose—. ¿Tu cómo vas?

—Bien papá, estoy bien. ¿Estás enfermo? No te oyes bien. ¿Por eso no contestaste el mes pasado?

La preocupación invade mi ser y empiezo a morder mis uñas.

—Estoy bien pequeña... Solo es una gripe —suspira—. No contesté porque me prohibieron el derecho a mi llamada.

—¿Por qué hicieron eso?

—Tuve problemas con mis compañeros, ya sabes diferencias.

—Papá, sabes que cuando te portas mal te quitan la única llamada que tenemos. ¿Por qué lo haces? Sabes que yo vivo para poder escucharte cada mes, que eres lo único que me mantiene a flote, lo único que me pudo salvar... —las lágrimas ya caen por mis mejillas como lluvia.

—Lo siento, mi vida.... Es que fue muy difícil mantener autocontrol, si no hubiera sido algo extremadamente complicado sabes que no lo habría hecho. Yo... Yo te amo con todo mi ser y.... sabes que tú eres lo único que me mantiene vivo de igual manera. El poder volver a verte, ver esos dos hermosos ojitos que tienes —solloza.

—No llores papá —hago una pausa—. Yo también te amo con todo mi ser, te amo más que eso y sé que si estás ahí es por mi culpa y....

—No Alizee, te lo he dicho mil veces, no estoy aquí por t....

—Amber me consiguió una entrevista de trabajo —digo para cortar el tema.

—¿En qué princesa?

—Mis pinturas tú sabes... te he contado sobre ellas, las vendió y.... al parecer llegaron a manos del dueño de una galería. Me reuní con él y quiere que haga obras exclusivas para él y quizás exponerlos más adelante —digo nerviosa.

—Eso es fantástico amor, me alegra mucho por ti. Sabes que te mereces esto y más —tose una vez más—. Ten mucho cuidado, no te confíes de nadie y ya sabes...

—Si papá, lo sé. Gracias, esto lo haré por ti, para poder pagar la fianza, para que puedas ver mis pinturas, para poder estar juntos.

—Lo sé mi preciosa —hace una pausa—. Alizee... —dice mi nombre con un tono nervioso.

—Dime papá.

—¿Has hablado con... Amaliz?

—No —respondo secamente.

—Alizee...

—No papá —lo corto—. No me hables de lo mismo una vez más. No me pidas que la llame, porque no lo haré. No me pidas que la perdone, porque tampoco pasará. No me nace, simplemente no quiero.

—Alizee, me vas a escuchar porque soy tú papá y punto —me regaña—. Tienes que perdonarla tarde que temprano, porque eso te va a pesar tanto, que un día no vas a poder cargar con eso. Te va a enfermar y va a empezar a matarte. La falta de perdón y resentimiento cobran y muy cara es su factura. Primero se llevarán tú luz, te van a apagar, te van a llenar de odio, de sentimientos malos y feos hasta acabar completamente contigo. —se queda callado unos segundos y vuelve a hablar—. Prométeme algo Alizee.

—¿Qué papá? —respondo con irritación.

—Si me llega a pasar algo, lo harás, la perdonarás.

—Papá yo no....

—Alizee —advierte.

—Yo... —hago una pausa y cierro los ojos—. Lo haré cuando esté lista, pero... no será hoy ni mañana. Todavía es algo con lo que lucho y duele, ahora no puedo. Igual no te pasará nada malo, no por ahora ¿cierto? —sollozo alejando los pensamientos de que algo malo le pueda ocurrir.

—Alizee, escúchame. Esta vida es prestada, yo no sé si vaya a estar mañana, pero no quiero irme sabiendo que no eres capaz de perdonar a tú madre. La única parte de las que te dio vida que queda aquí. Esté o no esté, necesito que lo hagas, no por mí, hazlo por ti. Porque sé que algún momento se convertirá en una carga pesada y no te dejará avanzar. Yo la perdoné, te hará bien hacerlo a ti también.

—Intentaré hacerlo cuando me sienta lista papá, te lo prometo. Pero ahora cuéntame algo bueno —le pido para cambiar de tema.

—Estoy aprendiendo a tejer para cuando me des nietos les pueda hacer piezas.

—Deben pasar muchas cosas antes para poder darte nietos, papá.

—Eres joven y hermosa, sé que encontrarás el amor.

—No quiero encontrarlo —digo apática.

—Princesa...

—No me hables de amor —lo corto—. Cuando todo el amor que he visto a mi alrededor solo ha destruido mi vida y la tuya.

—Olvidas mi amor por ti, te aseguro que encontrarás un amor igual de incomparable.

Permanezco en silencio, decido elegir no batallar esta vez.

— Te amo papá, enserio lo hago. Gracias por dar tú vida por mí y te prometo también, que saldrás de ahí para estar conmigo.

—Yo también creo en eso princesa —a pesar de la distancia, puedo ver su sonrisa, y sentir su abrazo—. Tengo que colgar ya hija, no olvides que te amo y ten mucho cuidado.

Suspiro tristemente.

—Me alegró haberte escuchado papá, no te portes mal y sigue aprendiendo cosas nuevas, te amo.

—Hasta la próxima llamada, mi princesa —dice con la voz quebrada.

—Hasta la próxima llamada, papá.

La llamada se corta y yo me acuesto a llorar. Por el dolor de tener a mi padre lejos, de ver como sufre por mí, de tan solo querer un abrazo suyo y no poder tenerlo... También lloro por mi progenitora, por la gran tormenta que desató en mí la cual no parece tener fin. No parece existir un maldito arcoíris al final como todas las lluvias prometen tener...

 No parece existir un maldito arcoíris al final como todas las lluvias prometen tener

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
InquebrantableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora