Era llamado, culpable, villano, cruel, mounstro, dios, el primer aventurero, el mejor pescador, irregular, Jahad, el rey.Sentían, respeto, admiración, aprecio, veneración, temor, desprecio, rencillas, rencor, odio.
Mantuvo su posición por milenios, e ignoró cada cosa, actuó conforme a su deber como el soberano de la torre.
¡Larga vida al rey!
Escuchó innumerables veces esa frase, veces que tuvieron verdadera intención, otras que no eran más que burla u obligación, alabado u odiado, cumplía con su deber como rey.
Sabía que sus errores no tenían justificación, pero nunca nadie preguntó las verdaderas razones, y por supuesto que, siendo el rey, jamás se rebajaría a sentimentalismos para exponer sus quejas.
Juzgado por sus actos, que sin justificación parecían.
Cruel, era llamado por quitar del medio a un mounstro peor que él, aquel cuya vida significaba un reinicio para todo lo que trabajó por milenios, aquel esfuerzo y logro que ofreció a la madre de aquel engendro despreciable.
Culpable por haberle quitado la vida al niño, pero que gran secreto guardaba esa criatura, que hijo de irregulares era, un irregular puro, causa de destrucción y Arlene lo sabía. No solo era su hijo, sino el mejor arma que tenía, el ser que sería la llave al siguiente piso.
Odio, por haber arrebatado la llave a todos. Cuánta ceguera existía entre sus antiguos compañeros, la pareja que había roto su corazón al verlos partir con gran alegría, siendo testigo del gran amor que ambos se tenían. Más no era la razón de la persecución.
Si, le había quitado la vida a ese niño, amado por su madre y padre, pero él tenía un compromiso al nombrarse rey, y era salvaguardar su reino y a sus residentes, los que escalaban y los que se habían rendido, debía velar por todos aunque nadie lo notara.
Mintió muy bien, estuvo seguro en el momento que Arlene dejó de verlo con cariño o simpleza para transmitir odio cada que escuchaba su nombre.
V y Arlene estaban molestos por cerrarles el paso, pero lo hacía por amor, amor a ella, que a pesar de los años y verla junto a otro hombre, jamás apagó esa pasión que sentía cada vez que venía a su mente, cada vez que uno de sus compañeros la mencionaban, esa mirada, esa sonrisa, la bondad, todo en ella era bello y lo atraería siempre, tal vez, hasta el final, y ahora que era inmortal, el fin de sus días no existía.
Cerró la puerta al otro piso porque la amaba, mató a su hijo porque a pesar de amarla, no podía permitir que hiciera una locura solo por ascender. El niño que había dado a luz, sería ciertamente la llave al otro lado, y también la causa de su muerte junto a toda la torre.
Lo mató porque era lo mejor, porque a pesar de causarle un gran dolor, deseaba saberla con vida, aún si fuera a lado de V, pero su intención no fue valorado y no podía aclarar sus actos para con nadie, siendo odiado aún más por la única mujer por la que sus rodillas se hubieran doblado para alabarla.
Fue un gran error créer que se levantaría y continuaría con su vida a lado de V, que tendrían más descendientes y olvidarían al primogénito perdido, no fue así, sino que el dolor termino cegando a su amada, que loca de rabia y sumergiendose en la desesperación, buscó todas las maneras posibles por escapar, ni siquiera él amor de V fue suficiente para sosegar el dolor de una madre que pierde a su hijo, y continuó con su imparable búsqueda para salir de la torre.
Llevó el cuerpo del niño que había conservado en buen estado gracias a su poder y desapareció para no volver a ser vista. Nunca pudo olvidarla, le era imposible superar el amor que sentía por ella. La primera y única mujer que ocupó y llenó su corazón de dicha, la única que pudo sosegar su ira contra V para fingir que no existía y que no sentía nada cada vez que estaba cerca de ella. Con el paso del tiempo, olvidó lo que era amar, y solo velaba por la torre y su gente, hasta que él apareció.
