- ¡El príncipe se ha comprometido!- ¿Que? No puede ser verdad... ¿Quien tiene la belleza suficiente para igualar a su majestad el príncipe? Es el más bello de este reino, superando con creces a sus incontables hermanos.
- Se dice que es una doncella de la familia.
- ¿Que? ¿Pero como es posible?
- Eso dicen los rumores, la princesa María es la gran afortunada de tener el corazón y la gracia del principe Agnis.
- ¿Eso es posible? Ella fue elegida por el reino que gobierna sobre los reinos para ser parte de la línea real de aquel rey, todos saben que no se permite que ellas amen a otro que no sea a su padre el rey.
- Parece que los reyes han llegado a un acuerdo, y sus hijos contraerán nupcias en poco tiempo.
- Oh que afortunada mujer, cualquiera daría la vida por estar a lado del príncipe o alguno de sus hermanos, de su padre es bien conocida la lujuria, y muchas mujeres de su reino y los ajenos aún caen en sus dulces palabras.
- ¿Pero quien no lo haría? ¿Alguna vez lo has visto? Es una belleza digna de admirar, su gran pecado es no amar a una sola mujer... Espero que su hijo no sea igual a él, la princesa María es muy bella y amable para que su corazón sea herido por el príncipe.
- Es una verdadera sorpresa, todos creímos que el príncipe Agnis era el más frío de todos, se han contado sus hazañas, se dice que es un gran guerrero, capitán de escuadrones, que ha peleado ya varias guerras y las ha ganado gracias a su gran inteligencia, jamás alguien creyó que una mujer lo haría caer.
- Bueno, bien habla la gente, las mujeres pueden edificar o destruir reinos.
...
Agnis sentía su corazón rebosante de felicidad. Aquella mujer que tanto había amado, al fin se convertiría en su esposa. Aquella finura en su belleza, aquel carácter tan diferente a todos los que conocía, era digna de su amor y admiración.
Él estaba dispuesto a destronar al rey y ocupar su trono como el nuevo soberano del reino Khun, Edhan, su padre, no merecía todo ese poderío si no estaba dispuesto a servir a su pueblo, solo tenia demasiados hijos de los que apenas de ocupaba y gastaba tiempo y riquezas en mujeres de los distintos reinos y el propio, además de rameras que más allá del dinero que les pagaba, realmente creían ganar el corazón de aquel miserable rey.
- Eres un enigma cuando solo te quedas mirando en la ventana.
- María, amada mía.
La pareja se acercó y abrazó.
- ¿Que haces aquí? Pensé que te quedarías en el castillo que está destinado para ustedes.
- Quise venir a verte, una de mis damas me ha informado que te irás.
- Oh, eso. Tenemos ciertos problemas en la frontera con el reino Ha, ya conoces la enemistad que tenemos, iré con Ran y el capitán Nobic.
- ¿Llevarás uno de las escuadrones?
- Tenemos que llevarlos, o subestimaran muestro poder. Regresaremos pronto, la boda será en medio año, y volveremos en una semana, aunque presiento que te extrañaré - la mujer sonrió con calidez.
- Esperaré tu regreso.
...
El reino era un misterio, nadie conocía realmente porque existía, lo único seguro, era que los reyes se amaban y eran antiguos amigos de los reyes y reinas de los otros diez reinos además de aquel reino que mandaba sobre todos.