Ellos lo entenderían.Claro, ellos lo harían.
Lo querían como a ningún otro... Por supuesto que estarían de acuerdo con lo que hacía, sabían que era el precio para volver a ver esa sonrisa.
La princesa fue el trabajo más difícil de llevar a cabo, se resistía tanto y era tan fuerte, que fue un verdadero problema dejarla inmóvil dentro del faro, destruyó tantos, que su captor creyó sinceramente en tener que mendigar para poder tener de nuevo suficientes puntos y adquirir más.
Cualquier otro habría perdido la pelea, pero él ya conocía todos sus estilos de lucha, el ego de Endorsi superaba el que tenía hacia si mismo, pero le dejó claro que su arrogancia la llevó a perder frente a alguien que era más débil que ella.
Aunque después de días, aún le dolía el cuerpo y la cabeza por las heridas que tenía, además de los oídos por los tantos insultos que le propinó.Annak era fuerte, llevaba la sangre de Jahad como una maldición, pero seguía siendo solo la mitad, y eso la hacia simplemente comparable al integrante de alguna de las diez familias, su mente frágil, fue fácil de manipular y hacer que perdiera el control para atacar de forma descuidada y perder al poco tiempo. La única que no lo insultó, llegado el momento en que su cuerpo se vio imposibilitado para moverse por el hielo que subía desde la planta de sus pies hasta cubrirla en su totalidad.
Cuando atacó a Ran, vió por primera vez, que su hermano no tenía esa misma mirada malhumorada o desinteresada, tuvo miedo, peleó hasta el último rayo de fuerza, usó la píldora relámpago y ese fue su error, él sabía que a pesar de haberse fortalecido en su ascenso en la torre, no era suficiente para vencer el poder que había decidido dejar fluir, dejando de negar que Edhan era su padre, que aquellos fragmentos y picos de cristal eran herencia suya. Debía tomarlo o de lo contrario, no lograría su objetivo. Venció a Ran, el más talentoso de la familia y se hizo de él, acomodándolo a lado de los que ya tenía en su poder.
Hatz. El compañero con el que jamás pareció llevarse bien, pero lo apreciaba a pesar de las múltiples discusiones que tenían, era un favorito de su favorito, el primero que lo apoyó a pesar de saber que era un irregular, mientras que él fingía no poder ni querer hacerlo por su pertenencia a la familia Khun.
Pelear con él fue realmente doloroso, sabía defenderse muy bien, un explorador que fácilmente ganaba un puesto entre los pescadores, su espada hizo ignición un par de veces, pero tenía que cansarse tarde o temprano y hacer sus ataques cada vez menos fuertes, a diferencia de él, que tenía al pez de fuego que lo sanaba de las heridas que recibía.
Lo maldijo en su último ataque, una ráfaga de la espada, que a pesar de la debilidad de su maestro, lo golpeo e hirió profundamente, pero él lo ignoró, su misión era mil veces más importante que prestar atención a palabrerías de un tipo enojado, él tenía que entender que la causa de tomar su vida, era un honor para volver a verlo, tal vez ya no de frente, pero viviría dentro de él.Shibisu. Oh pobrecito, era muy inteligente, pero no el fuerte del equipo. Logró evadirlo un par de veces, no en vano era un gran estratega, y formaban un gran duo cuando trabajaban juntos, pero él también sabía de tácticas y mañas que podían despistar a sus enemigos, bueno, no eran enemigos, eran compañeros de causa, solo que Isu tenía un poco de miedo. Igualmente terminó cayendo es su trampa, atraparlo después de eso, fue sencillo.
Isu intentó persuadirlo para que dejara aquella misión que llamó ofensivo a su memoria pero no, no se detendría hasta lograr su objetivo.Lauroe era un excelente manipulador de ondas, realmente increíble para ser alguien que dormía todo el día, todos los días, pero eso mismo fue su perdición. Atacarlo no fue sencillo, admitía que los Fonsekal realmente tenían el don de la manipulación de shinsu y evitó un par de cristales tan pronto las sintió venir, pero él ya tenía la fuerza de voluntad, el poder necesario de combate y su inestimable cerebro. Ganar contra alguien que pasaba su vida dentro de sus sueños, era tal vez, lo más interesante después de él, que había hecho.