Capitulo 2

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—Señorita Hope, Hope, ¡Levantese!

Oí un estruendoso ruido en mi mesa, haciendo que me levantara de golpe.

—¡Dios santo! ¿No vio que me asustó?

—¿Y usted no vio que dormía en mi clase?— preguntó mi maestro de química situado a un lado mio.

—¿Cómo quiere que vea si tengo los ojos cerrados?

—Se cree muy chsitosa ¿no?, ¡Detención!— Gritó a mi lado.

—Entonces significa que puedo dormir más — susurré para mi misma acomodándome en la silla para seguir durmiendo.

Pasaron cuatro horas y era el momento de irme a detención, lo único que esperaba era no encontrarme a Olivia y Mónica, siempre que estábamos juntas empezábamos a reír como enfermas mentales y terminábamos con dos semanas de castigo.
Me dirigí al aula, y al entrar, todas mis esperanzas de ser una buena persona en detención se esfumaron, allí estaban ellas, dormitando en sus lugares, "se parecen al maestro", pensé, El señor Johnson siempre dormía en todo rato y solo se levantaba para ir al baño.

Me acerque a ellas y azoté mis manos en el pupitre despertandolas.

—¡Carajo Alex!— maldijo Mónica.

—¿Y ahora porqué están aquí?— les Sonreí sentándome frente a ellas.

—Vomité en la mochila de alguien— Dijo Mónica.

—Pateé sin querer a la maestra— Olivia contestó — ¿Y tú?

—Literalmente le dije al maestro. ¡Por dios déjeme dormir!— dije moviendo las manos al cielo.

—¿Y lo hizo?

—No, maldito insensible.

Rieron en unísono.

—¿Que harás esta noche?—preguntó Mónica.

—Trabajar—suspiré—, y seguir trabajando hasta morir.

—Vayamos a una fiesta—interrumpió Olivia.

—Dije que trabajaría—repliqué—. No puedo ir a fiestas, no hoy. ¿Qué tal el siguiente Viernes?, estoy libre ese día.

Aceptaron con poca emoción.

La hora de la escuela había terminado, debía dirigirme al trabajo.

La cafetería quedaba a tres manzanas de la escuela y a siete de mi casa, suficientemente lejos como para quedarme a dormir en cualquier banca junto a un vagabundo.

—¿Amanda?, ¿Ryley?— llamé a mis amigos al entrar al café, pero no hubo respuesta.

Oí un ruido en la cocina, "No pienses cosas malas, no pienses cosas malas" el restaurante suele dar mucho miedo solo. Me acerqué a la cocina y vi a Amanda con los audífonos puestos, bailando, simulando que cantaba y que el cucharón era su micrófono. Empecé a reírme los más bajo que pude para no interrumpir su acto.

Ryley se acercó a mi con una sonrisa de oreja o oreja.

—¿Que crees que este escuchando?— preguntó aguantándose la risa.

—No lo sé, quizá a Hannah Montana.—bromee.

—¡O dios mio, ahora la posee satanás!—dijo Ryley con una mano en el pecho simulando sorpresa.

Amanda empezó a hacer headbang, agitaba la cuchara salpicando de chili las paredes.

—Yo la detengo— iba a acercarme a ella—. Si muero golpeada por el cucharón, será tú culpa y pagarás mi funeral.

Fui junto a Amanda para tratar de quitarle los audífonos o el cucharón, pero empezó a mover los brazos como si muchas abejas la actacaran, me acerque un poco más y su codo golpeó mi barbilla haciéndome retroceder.

—¡Alex estas aquí!— se quitó los audífonos y me sonrió.

Empecé a sobarme la barbilla y le respondí la sonrisa.

—Hagamos un trato Amy, cuándo estés sola puedes usar los audífonos, pero si hay gente te arrancaré las orejas para que no lo hagas.

Amanda se sorprendió y me cambió el tema.

—Mejor oigamos la radio.— Huyó de la cocina.

"Si, mejor. Pensé"

—Bien dicho, creo que la asustaste, pero ni modo.

En la radio empezó a sonar una buena canción, de unos buenos chicos, pero que simplemente no tenía ganas de escuchar.

This heart of fire is burning proud. I have every dream you lost and never found . This heart of fire is stronger now. Build your walls but you cant keep me out, I'll burn them down

Apagué la radio de un golpe.

—Esa canción es buena— me replicó Amanda.

—Y también los chicos—dijo Ryley mordiendo su labio.

—Simplemente no tengo ganas de oírlos, lo siento, escoge otra estación—dije enojada.

—¿Que te traes contra ellos?— me dijo Amanda.

—No es nada en contra de ellos-trate de calmarme— Simplemente no me interesan.

Los viernes solían siempre ponerme de mal humor, tenía que trabajar hasta el sábado en la mañana y ponerme a escuchar las replicas de alguien, no me hacían sentir de un buen humor.

La mañana llegó, dormitaba un poco en la barra, hasta que el sonido de la puerta me levantó.

—¡Tu atiende!— grito Amanda desde la cocina.

Tome el cuaderno de notas y me acerque a los chicos, extraños, extravagantes, altos y atractivos. Se me hacían conocidos, no de esos chicos que ves en la calle y cuando vuelves a verlos, crees saber donde los habías visto, si no, mas bien, sabía quiénes eran.

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Jelouu pipol XD

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Saliendo Con Un Black [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora