Dirty Human Girl

1.- La Sucia Primera Vez

Dirty Human Girl

«Una Lúgubre Novela de Sadomasoquismo»

"La Sucia Primera Vez"

«Querido Lector,
Tengo un pequeño cuento impuro que contarte»

Quills - Letras Prohibidas

En la vida de Luz Noceda habían acontecido muchas cosas crueles y terribles, desde el abandono de su padre, la apretada agenda de su madre, el hecho de que la haya mandado lejos y muy a pesar de todo, la chica mantenía la firme idea de que todo iría a mejor en su momento.

Era alegre, optimista, dulce, amable y algo ingenua aunque de un noble y hermoso corazón.

Actualmente, sí le preguntan a la chica morena de ésta perspectiva optimista y premisa alegre y de sus resultados kármikos inmediatos, respondería que no está segura.

Sus ojos, entornados en la oscuridad miran con temor, entiende bien lo que está ocurriendo y por ocurrir. Y aunque tiene miedo, está lo suficientemente firme en su decisión de seguir adelante.

Aquello era por Eda... Su mentora, su madre búho.

Tres ojos color azul cielo resplandecen con hambre y lujuria animal reflejando el gesto angustiado en el rostro de la chica latina.

Sollozando apenas audiblemente, Luz giró su rostro, no quería mirar a la cara a aquél verdugo enamorado suyo en el momento que diera el golpe segador a su doncelléz.

Estaba aterrada pero aún así, ella misma se había prestado a aquél juego horroroso.

La mejor diseñadora de pociones en todo Hexside no era otra que Boscha, la triclope capitana del equipo de las Banshees.

La chica-demonio era una avanzada en lo que diseño de pociones, venenos, contra venenos y elixires mágicos respectaba a un grado realmente obsceno.

Era claro que algún día sería la Líder del Akelarre de Pociones.

Aquella poción que la dotaba de un firme Fuste Masculino durante una hora era algo que la chica había diseñado por su cuenta, nadie sabía de aquello salvo ahora, la chica de piel canela.

—Abre más las piernas, Sucia Humana... -jadeó la joven demonio mirando con lujuria infernal a la joven humana disfrutando del éxito de su fórmula. —¿Quieres el elixir para tu "maestra" o no? –le susurró la pelirroja al oído lamiendo el lóbulo de su oreja con una lengua bífida, como la de un reptil. —Orejas redondas... –le sururró Boscha con infinito desprecio.

Luz cerró los ojos dándose por vencida, estaba recostada en una polvorienta colchoneta en la bodega del gimnasio.

A Boscha no se le pudo ocurrir un lugar más innoble para aquel acto tan vil y repudiable.

El polvo le picaba en la nariz a la morena, no era el modo, lugar ni mucho menos la persona con quién Luz hubiera querido perder su virginidad. Pero así era ésto, había que hacerse a la idea...