La Primera Campanada: ¡El Torneo Comienza!

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Año 5000 Del Imperio Primordial. Midgardia, Capital Central de los Siete Reinos

Por las calles de Midgardia caminaba tranquilamente una familia, hablando y socializando como si tuvieran meses sin hacerlo, se podía ver a una madre, humana entrada en sus cuarentas, con un cabello negro, unas cuantas canas plateadas se mostraban en su cabeza, sus ojos cansados de color pardo emanaban gentileza, y veía orgullosa a su hijo.

-Esta ciudad es enorme madre, nada comparada con Katár, no puedo creer que al fin estamos aquí.

Dijo un joven, cabello oscuro, de profundos ojos grises, y una sonrisa pacífica, su complexión el a algo fornida, pero no lo suficiente como para ser considerado corpulento, y reía alegremente al estar compartiendo con su familia.

-Tienes razón Hijo mio, una vez antes estuve aquí con tu padre, pero aun así no deja de sorprenderme.- dijo la madre con una pequeña sonrisa.

-¡Madre madre mira! ¡Son Aesirs!.- Gritaron al unísono un par de niñas, ambas idénticas, de cabello azabache y ojos azules, piel blanca como de porcelana, lo único que las diferenciaba era sus peinados, una primada con una coleta alta y la otra con dos pequeñas trenzas a los lados.

-Mera, Rea, cálmense un poco, y no se separen de mi o podrían perderse.- Dijo el hermano con voz firme y autoritaria.

A esto, las dos pequeñas hicieron un cómico saludo militar a la vez y dijeron al unísono como si estuvieran perfectamente sincronizadas.

-¡Como ordene, Capitán de la guardia de Katár Cerkium Crossline!.

Al ver a sus hermanas el chico solo soltó una risa y las acerco a el y a su madre para que no se alejaran, y comenzó a recordar todo lo que había logrado en este último año y medio.

Si, el era Cerkium Crossline, que hace año y medio se había convertido en Caballero Primordial de manera trágica tras la muerte de su padre en batalla, August Crossline. Este había dado su vida para proteger su villa de un ataque de los profetas del apocalipsis y antes de morir le había legado su armadura a su hijo mayor, quien la ha usado valiente y honradamente desde entonces. Pero esta historia ya la conocen, lo que no saben, es que en este año y medio Cerkium se había forjado una gran reputación, sorprendiendo al mundo con sus prodigiosa habilidades y su único uso de la Magia del Titanio, tanto así, que se había convertido en la persona mas joven en la historia en convertirse en capitán de guarnición. El era el encargado de dirigir toda la guardia de la capital del reino Crossline, Katár, a sus tempranos 20 años, y lo hacia de manera excepcional, dejando en alto el nombre de su padre y mentor.

Pero aun no había conseguido su meta, aun había gente que lo hacia menos por ser un caballero de titanio, catalogados como "Simples soportes en batalla", así que para demostrarles a todos en los siete reinos que el titanio podía ser un poderoso activo en batalla, para demostrarle a todos el verdadero potencial del titanio, había llegado ese día a la gran Midgardia.

El año anterior no había podido participar debido a que aun no era lo suficientemente fuerte, pero esta vez estaba decidido, atrasaría con todos y le demostraría al universo entero quien era el heredero de August Crossline, ganando el Gran Torneo Primordial.

-Cerkium! Hijo estas bien?

Entonces fue que Cerkium reparo en la voz de su madre llamándolo, y volteo a verla avergonzado.

-L..lo lamento madre, me perdí un momento en mis pensamientos.- dijo con tono de disculpa.

-Vamos hijo, debes relajarte un poco, solo piensas en trabajo desde que te convertiste en capitán, te desgastaras mas que una espada de entrenamiento.- dijo su madre con tono de reproche.

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